Según los datos definitivos publicados este viernes por el organismo estatal, en ese comportamiento de la inflación influyó la bajada de los precios de la electricidad -cayeron más que en febrero del pasado año-, y de los paquetes turísticos, con un aumento menor al anotado en 2020.
Por el contrario, los carburantes y combustibles se encarecieron este ejercicio cuando en febrero del pasado año se abarataron, lo cual presionó al alza del IPC, indicó el INE.
De esa manera, los precios frenan la subida experimentada en enero (0,5 por ciento) último ante el fuerte encarecimiento de la electricidad, su primer incremento interanual desde febrero de 2020, pues en marzo el índice quedó en cero.
El IPC entró en terreno negativo en abril del ejercicio precedente, arrastrado por la crisis económica derivada de la pandemia de la Covid-19 y el estricto confinamiento de la población dictado a mitad de marzo.
En tasa mensual (febrero sobre enero), el IPC bajó un 0,6 por ciento, su primer retroceso mensual desde julio, subrayó la oficina estadística.
Por su parte, el índice de precios de consumo armonizado -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- se situó en el 0,1 por ciento negativo en términos interanuales, cinco décimas por debajo del de enero.
La inflación subyacente -que no incluye los precios de componentes más volátiles como los alimentos no elaborados y la energía- se ubicó en el 0,3 por ciento, tres décimas por encima del IPC general.
El objetivo del Banco Central Europeo es mantener en el conjunto de la Eurozona una inflación ligeramente inferior al 2,0 por ciento, el nivel considerado como óptimo por la entidad emisora para favorecer la inversión y el empleo.
oda/edu/cvl