Sumergido en una crisis institucional ante la imposibilidad de celebrar comicios presidenciales por la negativa de la oposición a aceptar la composición de la autoridad electoral; los conflictos internos, el más mortífero la acción de grupos islamistas, y movimientos secesionistas, este país enfrenta una nueva crisis de difícil solución.
Una plaga de langostas del desierto que asola al este africano desde hace meses complica aún más la precaria situación de poblaciones enteras.
La sequía en partes de las regiones de Somalilandia, Puntlandia, Hirshabelle, Galmudug y Jubalandia agostó los pastos, causó la muerte de un número crecido de cabezas de ganado y lanzó al éxodo a millares de personas en busca de agua, en una tragedia cuyo ápice aparecerá a mediados del año en curso, advirtió un portavoz del ente.
Aunque la OCHA liberó porciones de fondos de emergencia, los recursos son mínimos comparados con las necesidades de los desplazados forzosos.
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