Los archivos, que pueden ser un cromo, pintura, meme, gif, clip de audio o animación, una pieza musical, una foto, un extracto de video, o un tuit, protagonizan subastas en las mas prominentes casas del mundo como Christie’s, en Estados Unidos.
Conocidas como piezas no fungibles, estos objetos virtuales están asociados a un certificado de autenticidad, códigos de identificación y metadatos, considerados inviolables y que pueden comercializarse mediante el uso de criptomonedas.
Recientemente causó revuelo la venta de la obra digital, que integra cinco mil imágenes creadas por el artista Beeple: Everydays: the First 5.000 Days, valorada en 69,3 millones de dólares, así como la del primer tuit del fundador de la red social Twitter, Jack Dorsey.
Las estanterías plagadas de libros, pinturas, esculturas, botellas de vino, videojuegos, discos de vinilo u otros objetos, trascienden el espacio físico para entrar a vitrinas en línea, en las cuales un cromo del futbolista portugués Cristiano Ronaldo cuesta más de 242 mil euros y empresas como la NBA explotan esta tendencia con clips de las mejores jugadas.
Disponible para cualquier usuario de internet, existen plataformas especializadas para crear NFT como, CryptoPunks, Rarible u OpenSea, desde las cuales se pueden intercambiar por bitcoins u otras criptodivisas.
Los especialistas advierten que este mercado todavía da sus primeros pasos, por lo cual se esperan variaciones en sus precios, pero aseguran su permanencia entre los coleccionistas, que contarán con avales constatados de su propiedad y autenticidad.
Aunque algunos señalan las diferencias con el arte en términos tradicionales, expertos apuntan que presentan analogías con la creación fuera de los escenarios virtuales, como su capacidad de ser únicos, independientemente de la existencia de copias, pues estas no están avaladas.
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