Así lo recoge un estudio presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ) y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (Undrr), el cual llama a promover ese enfoque sistémico en la subregión.
El informe ‘La pandemia de Covid-19: una oportunidad de aplicar un enfoque sistémico al riesgo de desastres en el Caribe’, plantea que la amenaza de desastres genera complejas interacciones en lo humano, social, político y económico, con los sistemas naturales.
Añade que la pandemia demostró que un único peligro puede desencadenar una sucesión de acontecimientos que perjudican a los sistemas que sostienen la vida en las sociedades y las economías del mundo entero.
Al respecto, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, señaló que la crisis sanitaria subraya la necesidad de incorporar la gestión del riesgo de desastres en la planificación nacional, para garantizar una respuesta integral.
Añadió que se debe promover y fomentar un nuevo modelo de desarrollo que permita responder de manera coordinada y adecuada a una próxima pandemia.
Según el estudio, la duración de sucesos de este tipo aumenta la probabilidad de que otros ocurran simultáneamente, y ocasionen un retraso en la reconstrucción, como evidenciaron los huracanes Eta y Iota en Honduras, Guatemala y Nicaragua, en combinación con los efectos de la Covid-19.
Precisa que se escogió al Caribe para ejemplificar los potenciales efectos del riesgo sistémico de desastres, por su alta vulnerabilidad a los fenómenos climáticos extremos, con más de 90 por ciento de su población viviendo en zonas costeras, economías dependientes del turismo internacional y un elevado endeudamiento.
El reporte subraya que la enfermedad de la Covid-19 sacó a luz las deficiencias de los modelos de desarrollo actuales en América Latina y el Caribe, y lo erróneo del criterio de que el equilibrio fiscal, limitar la intervención del Estado en la economía y fomentar la apertura comercial y financiera pueden generar crecimiento y redistribución.
Ahora se reconoce que el Estado debe desempeñar un papel mucho más importante, regulando y coordinando los mercados y promoviendo la protección social y la igualdad.
En el Caribe, puntualiza, reconstruir mejor implica hacerlo con igualdad, aplicando políticas fiscales activas que tengan en cuenta las desigualdades existentes y permitan mitigar los efectos de la pandemia sobre los sectores menos favorecidos, como las mujeres, estableciendo un enfoque feminista en todos los niveles.
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