Ryeder llamó a las naciones que no lo han hecho a seguir el ejemplo de los gobiernos comprometidos con la erradicación de las formas modernas de esclavitud, al ratificar el Protocolo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)referente a ese mal social.
La cantidad de ratificaciones alcanzó el objetivo inicial fijado en el marco de la campaña ’50 for freedom’, en virtud de la cual se insta a los estados a rechazar y hacer frente al trabajo forzoso. Sudán se convirtió en el quincuagésimo país en ratificarlo.
La OIT puso en marcha esa campaña en colaboración con la Organización Internacional de Empleadores y la Confederación Sindical Internacional, para alentar a los gobiernos a revalidar dicho Protocolo y sumar conciencias sobre la existencia de formas modernas de esclavitud.
Unas 60 mil personas de todo el mundo se han sumado a esa cruzada con el fin de refrendar el llamamiento, la cual es apoyada también por varios sectores públicos y privados, interlocutores sociales y organizaciones de la sociedad civil, así como diversas personalidades.
‘El trabajo forzoso afecta a todos los grupos poblacionales, a todas las regiones del mundo y a todos los sectores económicos’, asegura la OIT, que según estimaciones a escala mundial afecta a 25 millones de hombres, mujeres y niños, víctimas de la trata de seres humanos, la servidumbre por deudas o situaciones de trabajo en condiciones de esclavitud.
Dicha cifra ha aumentado debido a la pandemia de la COVID-19, lo cual repercute en los trabajadores más vulnerables, la mayoría sin acceso a prestaciones y protección social.
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