Según fuentes oficiales, existía un convenio entre ambos países desde 1934, el cual establecía la compra en el territorio caribeño de ese producto puntal de la economía.
Un artículo del doctor en Ciencias Históricas Oscar Zanetti aclara que con dicho régimen las ventas al país norteño constituían aproximadamente dos tercios de las exportaciones del territorio insular; el resto, iba con destino al mercado mundial, principalmente a Inglaterra y Francia.
Al decir del experto, la disposición reservó al dulce cubano el 29.3 por ciento del consumo estadounidense, proporción bastante inferior a la tradicional pero que permitía estabilizar las exportaciones.
El sistema de asignaciones se reimplantaría en 1948, con la Ley de Cuotas Azucareras, y, para 1958 más del 70 por ciento del comercio del archipiélago ocurría, bajo condiciones desventajosas, con los Estados Unidos.
En 1960 tal acuerdo continuaba como fuente principal de adquisición de divisas de Cuba, hasta el mes de julio, cuando quedó aprobada una ley que autorizaba al presidente de los Estados Unidos a reducir la cuota azucarera para el resto de ese año y el primer trimestre de 1961.
En ese contexto, la legislación implicó la reducción en 700 mil toneladas de la asignación original, y, posteriormente, el fin de este comercio.
El 3 de enero de 1961, Washington rompió relaciones diplomáticas con La Habana, y el 15 de febrero de ese año, el presidente John F. Kennedy solicitó conocer si ‘ahorraría valiosos dólares’ y ‘haría las cosas más difíciles para Fidel Castro’, si los Estados Unidos interrumpieran las compras de bienes de Cuba.
Para el 2 de marzo, el Gobierno norteño anunció estar considerando la aplicación de la llamada Ley de Comercio con el Enemigo a Cuba, y, ocho días después, enmendó las regulaciones de exportación, incluido un listado de productos alimenticios y medicinales.
A finales de dicho mes, el 31 de marzo de 1961, aparecía la Ley Pública 87-15 para rectificar la Sección 408 de la Ley de 1948, y se estableció que los suministros de azúcar no se adquiriesen en un país con el cual Washington no tuviera relaciones diplomáticas.
La proclama presidencial 3401 de dicho día, con la firma de Kennedy, determinó que, ‘por razones de interés’, la cantidad de cuotas del dulce para Cuba sería cero.
Al año siguiente, el 3 de febrero de 1962, esa administración oficializaba con la orden ejecutiva 3447 el bloqueo económico, comercial y financiero, con daños acumulados en seis décadas superiores hoy a 144 mil 413 millones de dólares.
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