Como han expuesto en numerosas tribunas, el bloqueo es el principal obstáculo al progreso económico de la nación, a la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, y el cumplimiento de la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Revisando algunas cifras incluidas en el informe sobre el impacto de esa política que cada año Cuba presenta en Naciones Unidas, los daños a los sectores de la producción y los servicios ascendieron entre abril de 2019 y marzo de 2020 a 610,2 millones de dólares.
Se trata de un marcado crecimiento por las más de 240 medidas que han recrudecido el bloqueo, dirigidas a asfixiar la economía cubana y entorpecer cualquier empeño por avanzar, particularmente para obstaculizar el arribo de combustible, materias primas, insumos y divisas al país.
Es por ello que el ordenamiento monetario, en marcha desde el 1 de enero de este año, pone énfasis, entre varios aspectos, en el incremento de la producción de bienes y servicios, en la sustitución de importaciones y en impulsar las exportaciones.
Al respecto, el primer ministro, Manuel Marrero ha insistido en la necesidad de producir más, ahorrar y encontrar soluciones a los problemas existentes en la nación.
En tal sentido, si Cuba pudiera transformar los costos del bloqueo en capacidad de pago, pudiera disponer de una fuente de financiamiento adicional, sustantiva y sostenida, que propiciaría dar un mayor dinamismo a los programas inversionistas vinculados a los sectores estratégicos definidos en los planes de desarrollo.
De esa manera, se crearían las condiciones necesarias para lograr gradualmente un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto anual.
Pero empeñado en hacerle la vida más difícil a los cubanos, a principios del pasado año, de manera inédita, Estados Unidos desplegó acciones en el marco de la evaluación de las propuestas de Programas de Cooperación de Cuba con varios organismos de Naciones Unidas.
Estableció contactos con el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia con el objetivo de entorpecer la adopción de los Programas País de Cuba con esas entidades en el período 2020-2024.
La nueva agresión afectaría directamente los esfuerzos por implementar la Agenda 2030 y sus ODS en los próximos años, pero una vez más, un grupo importante de países rechazaron esos intentos de politizar las labores de dichos órganos y permitió que los Programas de Cooperación de Cuba se aprobaran por consenso y sin modificaciones.
Ello no impidió tampoco que el pasado mes Cuba ratificara su compromiso inalienable con la Agenda 2030 sin renunciar a ninguna de sus metas por más difíciles que sean las condiciones,
Al dar a conocer la campaña Cuba avanza con Paso 2030, el vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil explicó que esa plataforma es para el país un empeño de estado, con prioridad nacional, con alta responsabilidad y elevado sentido de cooperación y solidaridad.
Gil destacó que los ODS se articulan perfectamente con los planes y estrategias para impulsar la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la Covid-19, y es una hoja de ruta para responder a los diversos desafíos que impone el actual contexto internacional.
Cuba avanza con Paso 2030 se complementa, además, con el ordenamiento monetario, la eliminación de trabas para impulsar los cambios en la productividad y la eficiencia en la producción, en particular la de alimentos, así como la ampliación del trabajo por cuenta propia (privado) y el estímulo a las exportaciones.
Es así que pese a los casi 60 años de bloqueo económico, comercial y financiero la isla muestra progresos en varios ODS, en particular los asociados al acceso universal a la salud, la calidad de la educación, la protección social y equidad de género, entre otros, los cuales han permitido reducir el severo daño provocado por la pandemia, con una respuesta ágil, movilizativa y efectiva.
Por eso la campaña no parte de cero y de ello son muestras importantes logros que sitúan a Cuba en el lugar 70 entre 189 naciones en el índice de desarrollo humano, y del siete al 10 del índice de pobreza multidimensional en una lista de 104 países.
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