Según estadísticas de la dirección territorial de Salud Pública, el alza por un rebrote de la enfermedad provocó en Matanzas 809 pacientes activos ingresados, de ellos 79 infantes, y dos mil 355 personas en vigilancia, incluidos 151 sospechosos de portar el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad.
Más de un centenar de centros en las 13 municipalidades matanceras con cerca de cinco mil 500 capacidades, al 56 por ciento de ocupación en la actualidad, están habilitados como unidades de tratamiento, seguimiento o aislamiento de pobladores.
Berta Bello, subdirectora del Centro de Higiene, Epidemiología y Microbiología (Cphem) de Matanzas, explicó a Prensa Latina que la demarcación atraviesa un momento difícil ‘y debemos recurrir a todas las medidas preventivas por excelencia’.
‘Hay un elemento social que todavía no acabamos de entender cuando uno ve en las calles a la población. No es tan sólo poner una restricción nocturna de movimiento, en las calles tiene que estar sólo la persona necesaria, y a veces nos relajamos en los hogares’, indicó.
La vacuna va a llegar, aseguró la directiva del Cphem, ‘pero estamos obligados a cuidarnos para que (la vacuna) surta un mejor efecto, yo pienso en un llamado a lo individual’.
‘A partir del incremento de los casos no podemos acostumbrarnos a las altas cifras, los virus se hacen más virulentos con disminución de los casos asintomático y aumento de las personas con síntomas respiratorios’, agregó la experta.
Expresó que el sistema sanitario debió reorganizarse y fue un reto crear condiciones no sólo de recursos materiales, también del capital humano.
‘Soy optimista, si nosotros hemos ganado en otras batallas de esta vamos a salir, y la rapidez dependerá de lo radical de las medidas a nivel de sociedad y familiar’, destacó Bello.
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