Según los datos definitivos publicados este miércoles por el organismo estatal, en ese comportamiento de la inflación influyó la subida de los precios de la electricidad y de los carburantes, en contraste con la bajada que experimentaron en marzo del año pasado.
Con este repunte, la inflación escala a niveles desconocidos desde hace casi dos años.
De hecho, no se alcanzaba una tasa tan elevada desde abril de 2019, cuando se situó en el 1,5 por ciento.
El IPC se mantuvo en territorio negativo entre abril y diciembre de 2020, una tendencia ligada sobre todo al confinamiento decretado entre marzo y junio y las restricciones posteriores para luchar contra la pandemia de la Covid-19, que golpeó con fuerza a España.
La tasa de marzo marca un fuerte cambio de tendencia tras las caídas del ejercicio precedente, a las que siguieron un pequeño aumento en enero de 2021 (del 0,5 por ciento y estabilidad en febrero (tasa del cero por ciento).
En evolución mensual (marzo sobre febrero), la inflación se disparó un 1,0 por ciento, su mayor incremento en un mes desde octubre de 2019, recordó el INE.
Por su parte, el índice de precios de consumo armonizado -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- se situó en el 1,2 por ciento, casi un punto y medio por encima de la tasa del mes anterior.
La inflación subyacente -que no incluye los precios de componentes más volátiles como los alimentos no elaborados y la energía- se ubicó en el 0,3 por ciento, la misma tasa que en febrero y un punto por debajo del IPC general.
El objetivo del Banco Central Europeo es mantener en el conjunto de la Eurozona una inflación ligeramente inferior al 2,0 por ciento, el nivel considerado como óptimo por la entidad emisora para favorecer la inversión y el empleo.
mem/edu