La exhibición, realizada en exclusiva para el recinto neoyorquino, revela la fascinación de Kusama por la naturaleza, comenzando con su infancia en los invernaderos y campos del vivero de semillas de su familia.
Nuestra tierra es sólo un lunar entre un millón de estrellas en el cosmos; cuando llenamos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos convertimos en parte de la unidad de nuestro medio ambiente, señaló la creadora en el catálogo que expone sus conceptos artísticos de obliteración, infinito y eternidad.
La muestra, inspirada en su compromiso íntimo con los colores, patrones y ciclos de vida de plantas y flores, reúne cuatro nuevas piezas que, por primera vez, se exponen en este espectáculo inmersivo, con realce para la obra Starry Pumpkin (2020), una calabaza danzante de casi cinco metros junto a un invernadero que refleja la exuberante vegetación del entorno.
A la entrada del Jardín sobresale la pieza Dancing Pumpkin, otra criatura con tentáculos y una variedad de pinturas acrílicas más pequeñas, esculturas de tela y dibujos en papel, las cuales conforman una retrospectiva marcada por la obsesión creativa de la japonesa con lo natural y los lunares desde 1945.
Cosmic Nature se encuentra disponible hasta el 31 de octubre e invita a imaginar cómo sería caminar por otros planetas, gracias a obras como I Want to Fly to the Universe (2020) y Ascension of Polka Dots on the Trees (2002).
A sus 92 años, Kusama resulta una de las artistas conceptuales con mayor popularidad en el mundo, cuya obra atrae a millones por su trabajo inmersivo, mejor conocida por sus espejos infinitos, sus pinturas y esculturas.
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