Haremos todo lo que podamos con las autoridades del fútbol para impedir que esto continúe de la forma propuesta, afirmó el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, durante una visita este lunes a la ciudad de Gloucestershire, Inglaterra.
Los equipos ingleses Arsenal, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur, los españoles Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid,y los italianos Juventus, Milán e Inter de Milán anunciaron la víspera la fundación de la Superliga, a la cual se unirían tres clubes aún no revelados y cinco que clasificarían en torneos domésticos.
Según dijeron, los partidos de esta nueva competición ajena a la Champions League y otros torneos organizados por la Unión de Federaciones de Fútbol Europeo (UEFA), se celebrarían a mediados de cada semana, y comenzarían tan pronto como sea práctico hacerlo, sin afectar las ligas locales.
Johnson, quien la víspera escribió en Twitter que esa idea sería muy dañina para el fútbol nacional, recalcó este lunes que no es buena para los aficionados ni para el país.
Los clubes no son solo marcas globales, sino que tienen raíces históricas en los pueblos y ciudades, y deben seguir manteniendo los vínculos con sus aficionados a nivel de las comunidades, remarcó el gobernante.
El ministro de Viviendas del Reino Unido, Christopher Pincher, también se pronunció contra la Superliga, y aseguró que el gobierno defenderá los intereses del fútbol como deporte de masas.
Nuestra preocupación son los aficionados, y no queremos un fútbol de la élite, por la élite y para la élite, aseveró el funcionario, en declaraciones a la cadena Sky News.
El líder del opositor Partido Laborista británico, Keir Starmer, también expresó su desacuerdo con el nuevo torneo europeo, al considerar que cerrará las puertas a los fanáticos, y llamó a los seis equipos ingleses a retractarse de sus intenciones.
mem/nm