En la pista central que incluso, lleva su nombre, Nadal enfrentará por segunda vez a Tsitsipas en la discusión del título del certamen, tal como lo hicieron en 2018 cuando se impuso el anfitrión 6-2, 6-1.
Sin embargo, tres años después el panorama es distinto y, aunque Nadal suma 20 lideratos en torneos de Grand Slam, Tsitsitpas ya no es un novato, y de ser entonces el número 63 del mundo, actualmente es el puesto cinco del ranking y cuenta con seis coronas en su palmarés.
Nadal, tercer puesto del escalafón universal, llega al duelo animado por la evolución positiva de su desempeño, plasmado en el tope semifinal contra su coterráneo Pablo Carreño, a quien aventajó la víspera 6-3, 6-2 en una hora y 29 minutos de juego.
No obstante, el ídolo de Manacor, considera que Tsitsipas sale como favorito, por su excelente forma deportiva y porque ha mejorado mucho su juego.
‘Es un jugador muy completo. Tiene una derecha y una movilidad espectaculares, es muy agresivo. No tiene puntos débiles’, reconoció Nadal a la prensa horas antes de asumir la final del certamen.
Mientras tanto, Tsitsipas ha sido indiscutiblemente superior, pues hasta ahora no perdió ningún set, tras doblegar en las dos primeras jornadas 6-0 y 6-2 al local Jaume Munar y por 7-5 y 6-3 al australiano Alex de Miñaur.
En cuartos de final, el raquetista helénico sobrepasó por doble 6-3 al canadiense Felix Auger-Alissime y por la misma vía, aventajó en semifinales al italiano Jannik Sinner.
Tsitsipas, campeón una semana atrás del Masters 1000 de Montecarlo, sabe que encara el reto del mejor jugador de la historia sobre superficie de arcilla, que por demás, le supera en el match particular siete éxitos por dos.
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