En una ceremonia celebrada en la localidad de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, el mandatario estuvo acompañado de su homólogo de Guatemala, Alejandro Giammattei, quien pronunció un breve discurso en homenaje a los pueblos originarios de ambas naciones.
López Obrador hizo un recuento histórico de la sobrevivencia de los mayas desde la conquista española a la actualidad y se comprometió ante sus descendientes a escuchar, atender y respetar a todos los pueblos originarios, sobre todo a estos y los yaquis, los indígenas más castigados, sufridos, discriminados y más pobres de México.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, también habló en el acto para explicar que, a través del perdón y la reconciliación, México busca abrir nuevos canales para escuchar la historia que el pueblo maya tiene que contar desde 1847 cuando estalló la Guerra de Castas.
Ana Karen Bzib Poot, representante del pueblo maya, les dio la bienvenida a los dos presidentes y sus acompañantes, y le entregó a López Obrador la Cruz Parlamente, símbolo de la resistencia de esa civilización prehispánica.
Para nuestros pueblos, dijo, las cruz encarna los principios femenino y masculino, la lluvia y la sequía; el nacimiento y la muerte en toda unidad. Aquí en esta tierra, el 3 de mayo es la fecha en que conmemoramos a la Bzib Poot.
Expresó que el perdón solicitado por López Obrador encarna la recuperación de nuestra memoria histórica; reescribir y resignificar nuestra historia nacional, pero sobre todo que no se volverán a vivir situaciones como las que hemos enfrentado desde la Colonia y que seguimos padeciendo.
Todos los pueblos originarios de México, hasta la actualidad, han sufrido la represión, la exclusión, el racismo y las masacres; pero yaquis y mayas han sido, para vergüenza de todos, los peor tratados, las víctimas de la mayor crueldad, no solo durante la conquista, sino desde la época independiente.
msm/lma