La inusitada declaración del ministro croata de Asuntos Exteriores y Europeos, Gordan Grlic Radman, sobre la instalación de un campo militar en Kosovo tras dialogar con su colega de la administración de Pristina, Donika Gërvalla, disparó todas las alarmas en Belgrado, debido a su contenido transgresor.
Durante su visita ayer a esa provincia- parte integral de Serbia que declaró la independencia unilateral en 2008- anunció esa decisión, consistente en el despliegue de un destacamento de 120 efectivos militares del batallón especial Vukovi (Lobos).
Igualmente, su llamado a la protección de la minoría croata en ese territorio, al acudir a la localidad donde viven y no sobrepasan los 200 habitantes, tiene todos los visos del despropósito.
Grlic Radman indicó que el objetivo será contribuir a la formación del Ejército de Kosovo, pero a la luz del derecho internacional, con ese paso Croacia viola por partida doble la resolución 1244 de junio de 1999 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Primero, porque ese documento establece que en el territorio hay una administración provisional que solo autoriza una institución de orden interior, la Fuerza de Seguridad de Kosovo, y, en segundo lugar, que todo componente militar debe ser parte de la KFOR, la agrupación de tropas de la Alianza Atlántica (OTAN).
Croacia, miembro de ese pacto castrense, tiene un pelotón dentro de esa fuerza, de 37 miembros, y no está autorizado a cualquier otra dislocación, incluso si pretendiera hacerlo como un asunto bilateral, porque ese territorio no es reconocido como Estado por la ONU.
El vicepresidente del gobierno y ministro de Defensa de Serbia, Nebojsa Stefanovic, rechazó cualquier pretensión de formar un ejército en esa provincia y subrayó que quienes lo promueven no contribuyen a la tranquilidad en la región y la reducción de tensiones.
Muy por el contrario, añadió, intentan violar los vínculos de buena vecindad, a lo cual Serbia responderá de manera seria y justa.
En tanto, el titular del Interior, Aleksandar Vucic, opinó que podría ser un deseo de Croacia desplegar una fuerza de ocupación en el espacio sur de Serbia, pero para eso necesitará mucho más de lo que las autoridades albanokosovares puedan imaginar.
En cuanto a las declaraciones de Grlic Radman sobre la inamovilidad de las fronteras, le recordó que ese país la admitió en 1941, 1991 y 2008 (con la independencia unilateral de Kosovo), pero después no, y ahora sostiene que la fragmentación de Serbia es una contribución a la paz y su unificación una amenaza a la estabilidad.
De esa manera, la decisión croata se suma a las preocupaciones e incertidumbres desde finales de abril con la divulgación de supuestos documentos sobre la división de Bosnia y Herzegovina y de un eventual proyecto de acuerdo Belgrado- Pristina, pues ambos suponen el rediseño del mapa de los siempre movedizos Balcanes occidentales.
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