Los simulacros, que incluyen aviones de combate y ejercicios de operaciones anfibias e involucran a 300 efectivos terrestres, se llevarán a cabo en la región de Kyushu durante esta semana.
Se utilizará un submarino japonés y 10 barcos de superficie, seis nipones, dos franceses, uno estadounidense y uno australiano, según fuentes militares.
De acuerdo con el director del Instituto de Estudios Mundiales de la Universidad de Takushoku, Takashi Kawakami, el ejercicio es una especie de advertencia a China en el diferendo por aguas territoriales, y también para la RPDC, otro vecino incómodo de la región con poderío militar.
China reclama la mayor parte del Mar de China Meridional, invocando la llamada línea de nueve trazos y sus derechos históricos sobre la importante vía fluvial comercial.
Japón manifestó recientemente preocupación por la actividad china alrededor de las islas Senkaku, que se encuentran bajo su administración, pero que Beijing reclama y llama Diaoyus.
Por su parte, Francia tiene intereses estratégicos en el Indo-Pacífico, incluidos territorios como la isla de Reunión en el Océano Índico, y Polinesia Francesa en el Pacífico Sur.
Japón rara vez realiza ejercicios militares conjuntos con sus homólogos europeos, pero se espera que tanto un portaaviones británico como una fragata alemana sean enviados a la región del Indo-Pacífico a finales de este año.
Todo esto hace pensar a los expertos que a largo plazo, el compromiso europeo en el Indo-Pacífico podría conducir a vínculos más estrechos entre Japón y la Organización del Atlántico Norte (OTAN), algo que defendió el exprimer ministro Shinzo Abe.
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