La acción es considerada por medios como The Hill como ‘una extraordinaria reverencia al expresidente Trump’ y un castigo a la conservadora republicana de Wyoming por atreverse a refutar la mentira de Trump de que las elecciones de 2020 fueron robadas.
La destitución de Cheney del puesto número tres en el liderazgo del caucus ocurrió luego de divergencias en sectores partidistas después de que ella acusó abiertamente a Trump.
La decisión se tomó por votación de voz, lo que significa que no habrá un recuento de los legisladores que votaron para deshacerse de Cheney, o de los que querían que se quedara.
Es la primera vez en la historia reciente que un líder de los rojos en el Congreso es derrocado por los republicanos de base a mitad de su mandato mediante una votación formal.
Recientemente, el exsenador Jeff Flake (R-Arizona) dijo que la honestidad es la mayor ofensa para el Partido Republicano en Estados Unidos.
Flake criticó a sus colegas rojos por su plan de expulsar a la representante del liderazgo del partido en la Cámara, argumentando que ‘hoy en día no hay mayor ofensa que la honestidad’ entre los republicanos.
Algunos medios de prensa y políticos estiman que se convirtió en un pecado imperdonable en el Partido Republicano de hoy llamar al expresidente por sus repetidas falsedades sobre su derrota electoral.
Menos de 30 minutos antes de la reunión, Trump se lanzó con otra andanada contra Cheney, acusándola de promover guerras innecesarias en un mensaje que allanó el camino para que los republicanos la destituyeran poco después, precisó The Hill.
‘Haré todo lo posible para que el expresidente no vuelva a acercarse al Despacho Oval’, dijo Cheney ante un banco de cámaras de televisión tras la votación.
Si quieren líderes que permitan y difundan las mentiras destructivas (de Trump), yo no soy su persona, tienen muchos otros para elegir. Ese será su legado’, dijo Cheney dentro de la sala, según una fuente citada por The Hill.
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