Doug Bandow, investigador principal del Instituto Cato, entidad considerad un ‘tanque pensante’ de ese país analizó el tema en un artículo ‘¿Quién eligió a Estados Unidos para gobernar el mundo?’, donde expone que los políticos estadounidenses creen que fueron ungidos por el cielo para gobernar el mundo.
Según Bandow, los funcionarios estadounidenses creen que a Washington le confierne todo lo hecho por persona alguna en cualquier parte del planeta.
En su aproximación a como se manifestó la política de la Casa Blanca en el mundo, el experto señala, por ejemplo, que no se opusieron cuando Arabia Saudí utilizó su ejército para reforzar la monarquía minoritaria suní de Bahréin y peor aún, dijo, ayudó activamente a la invasión asesina de Riad en Yemen.
Sin embargo, precisó, Washington intentó, a menudo con gran gasto de sangre y dinero, mantener el orden y transformar las sociedades en Asia Central, los Balcanes, Europa del Este, Oriente Medio y Asia-Pacífico.
La arrogancia moralista y las pretensiones imperiales de Washington resultaron a menudo impresionantes, señaló Bandow, quien fuera asesor del expresidente Ronald Reagan.
Sin embargo, subrayó, su política de sanciones es aún más intrusiva. Al principio sólo eran restricciones para los estadounidenses.
Por ejemplo, añadió, el bloqueo a Cuba, aplicado hace seis décadas, impide (con algunas excepciones) que los estadounidenses traten con la isla.
Otros gobiernos solían hacer lo mismo, restringiendo sólo a sus ciudadanos, no a los extranjeros, indicó.
Nadie imaginaba que Washington estuviera facultado para regular unilateralmente el comercio mundial y castigar a cualquiera que desafiara sus dictados en cualquier lugar, apuntó.
Dado su dominio económico mundial de Estados Unidos puede ahora hacer que otras naciones y empresas apliquen las políticas estadounidenses, puntualizó.
Esto provocó que estados aliados, sobre todo en Europa, sigan su política incluso cuando es contraria a sus propios intereses. Por ejemplo, las empresas e individuos europeos son castigados por invertir en Cuba.
En su análisis Bandow aborda la proyección de la llamada Doctrina Monroe por el mundo, aplicada por ejemplo contra Rusia, sus relaciones con Europa y el gasoducto.
El gobierno de Biden tiene la oportunidad de alejarse de una política que es a la vez miope y contraproducente. Minimizar el uso de sanciones económicas, incluso contra el proyecto Nord Stream 2, sería un buen punto de partida, concluyó Bandow.
jcm/lb
