Las previsiones del Gobierno, basadas en la recuperación observada durante el mes de abril, se quedaron cortas a tenor de los datos reales y significa el segundo trimestre consecutivo con cifras negativas, tras una caída de 1,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el cuarto trimestre de 2020.
El volumen de la actividad económica se situó en 4,7 por ciento por debajo de lo registrado antes del inicio de la crisis sanitaria de la Covid-19, y de continuar en esa línea el año cerraría con un crecimiento de 3,5 por ciento en relación con 2020, por debajo del 5 por ciento previsto por el ejecutivo.
Entre las razones que explican los resultados se encuentran el bajo incremento del consumo de los hogares, prácticamente estable en relación con el trimestre anterior, así como el retroceso de la balanza comercial, al aumentar las importaciones (+1,1%) y reducirse las exportaciones (-0,2%).
La marcada revisión del crecimiento del PIB en el primer trimestre se debe ‘en particular a la integración de los datos sobre la construcción, que fueron claramente menos dinámicos que las extrapolaciones (…) en el momento de la primera estimación’, subraya también el informe.
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