En un editorial en su versión digital, La Jornada se hace eco de las denuncias de autoridades cubanas de que debido al bloqueo es imposible fabricar la cantidad necesaria de dosis de sus vacunas antiCovid-19, motivo por el cual la inmunización es más lenta.
El principal responsable de esta política mortífera, enfatiza el diario, es el gobierno de Joe Biden, y resulta lamentable que quien fue vicepresidente de la administración iniciadora de la normalización de las relaciones cubano-estadunidenses, hoy mantenga sin variación las medidas de asfixia impuestas por Donald Trump.
Adicional motivo de vergüenza es que, mientras los cubanos se afanan para superar los estragos de la pandemia, la Casa Blanca no sólo no depone su hostilidad, sino que promueve activamente la subversión dentro de la isla, con todo lo que ello podría implicar al debilitar los esfuerzos de contención del coronavirus.
En medio de un aumento en los contagios de Covid-19, el bloqueo criminal que Washington mantiene contra Cuba desde hace 60 años se ha convertido en el mejor aliado del coronavirus en la isla, expresa La Jornada.
Por un ineludible imperativo ético, la humanidad debe sumarse al llamado de la Asamblea Nacional cubana para que los legisladores de todo el mundo exijan el cese de las sanciones criminales e ilegales contra Cuba, señala el editorial.
El embargo económico, comercial y financiero ha sido condenado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 28 ocasiones consecutivas, en votaciones prácticamente unánimes en las que la posición estadunidense sólo fue respaldada por gobiernos fascistas como los de Jair Bolsonaro y Benjamin Netanyahu, agrega.
Si el bloqueo unilateral ha sido en todo momento una afrenta al pueblo cubano y el principal lastre a su desarrollo, en las circunstancias actuales constituye una sentencia de muerte contra miles de cubanos, y debe ser denunciado en los términos más enérgicos en todos los foros internacionales, finaliza.
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