Al igual que en las dos ocasiones anteriores, la alegre música de la isla resonó y la bandera de la estrella solitaria ondeó junto a la tricolor de la nación istmeña como símbolo de amistad y de las raíces que muchos defienden, aunque no hayan nacido en el archipiélago.
Padres, hijos, abuelos, jóvenes, niños y ancianos unieron fuerzas para reclamar su derecho a vivir en paz y sin prohibiciones que atenten contra la familia y las normales relaciones con el país de origen, porque el cubano siempre defenderá a su isla querida donde quiera que se encuentre.
Ese fue justamente el mensaje que trasmitió Jorge Guerra, de la directiva de la Asociación Martiana de Cubanos Residentes en Panamá, cuando expresó que ‘nuestra familia’ y el resto de los paisanos cuentan con los que vivimos en el exterior.
‘Eso es importante que lo sepa nuestro Gobierno, la familia y los amigos, que no nos separamos, no nos divorciamos, somos cubanos y cuentan siempre con nuestro apoyo incondicional’, sentenció.
Pero el grito de ‘abajo el bloqueo’ no solo llegó desde voces originarias del país caribeño, sino también de chilenos, colombianos, nicaragüenses y hasta de los pueblos indígenas como el guna yala y nagbe buglé.
Muestra de ello fue una mujer guna, quien ataviada con su colorido traje tradicional portó un cartel que decía: ‘La solidaridad y la hermandad no se pueden bloquear. Viva Cuba. #Cuba Salva Vidas y #El Bloqueo Mata’.
Tampoco mediaron palabras en la alegre sonrisa de la bebé que en brazos de su mamá bailó al ritmo de la contagiosa conga santiaguera, mientras el resto de los pequeños jugaban como parte del festejo.
‘Aquí (Parque Belisario Porras) hoy queremos celebrar ese cierre de caravana y el Día de la Infancia con niños panameños, cubanos y descendientes de cubanos aquí en Panamá porque somos continuidad, porque queremos un mundo mejor para todos’, expresó la embajadora de Cuba, Lydia Margarita González.
En este domingo, de sol radiante y en familia, brilló la esperanza, sonó el tambor, la melodía de la mayor de las Antillas y latió más sincero y fuerte el corazón de todos los presentes, porque ‘un cubano de verdad da la vida por su tierra, vive de frente y derecho, preparado para el combate y a su bandera se aferra’, como dice el músico Alexander Abreu.
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