El también presidente de la República Árabe Saharaui Democrática fue motivo de una crisis diplomática con secuelas migratorias entre Madrid y Marruecos, después que este dejó de controlar sus fronteras con la ciudad de Ceuta, lo que llevó al cruce de unos nueve mil migrantes.
El líder independista recibió este martes el alta médica de un nosocomio en el norte de España, donde se encontraba desde hacía seis semanas para recuperarse de la enfermedad.
La salida también se realizó luego que la justicia española desestimó acusaciones contra el jefe del Polisario sobre secuestro y torturas interpuestas por ciudadanos.
En medio de una tensa situación, la vicepresidenta primera del Gobierno español, Carmen Calvo, aseguró que su país no ha modificado su posición respecto a la soberanía del Sahara Occidental, un territorio no autónomo, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), y a la espera de un referendo desde 1991 por causa de Rabat.
‘Lo que no puede tolerar el Gobierno de España es que se violenten nuestras fronteras y nuestras ciudades de Ceuta y Melilla’, dijo Calvo.
La presencia de Gali en España no es la verdadera razón de la crisis diplomática, sino que el telón de fondo es la negativa del ejecutivo de Pedro Sánchez a cambiar su postura respecto al Sahara, añadió.
En tanto, el secretario general del opositor Partido Popular, Teodoro García, exigió la dimisión de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González, Laya por lo que consideró una nefasta gestión en la crisis con Marruecos.
La actuación del Gobierno en relación con Gali fue nefasta tanto en la entrada en el país para ser hospitalizado en Logroño infectado con el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la dolencia, como en la salida de madrugada, según García.
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