Al término de una cumbre presencial con los 30 jefes de Estado que conforman la alianza militar occidental, la OTAN ratificó en un comunicado de 79 puntos, su publicitada lucha por la paz, la seguridad y la estabilidad frente a lo que denominó las amenazas multifacéticas.
Entre esos desafíos y peligros, el bloque mencionó a Moscú y Beijing, cuyas potencias igualó con el terrorismo, flagelo internacional frente al cual Occidente muestra dobles raseros, incluida la OTAN, capitaneada por Estados Unidos.
Nos enfrentamos cada vez más a amenazas cibernéticas, híbridas y otras asimétricas, incluidas las campañas de desinformación, y al uso malicioso de tecnologías emergentes y disruptivas cada vez más sofisticadas, añadió la alianza en el texto.
Ratificó asimismo a España como la sede de la próxima reunión en 2022 y a Lituania como la siguiente.
En tal sentido, las partes aprobaron la agenda de la OTAN 2030 en la que busca una mayor adaptación para hacer frente a las amenazas y desafíos existentes, nuevos y futuros, basándose en la actual adaptación política y militar del bloque.
La reunión de este lunes en la que participó por primera vez el presidente estadounidense, Joe Biden, sirvió para limar asperezas entre Washington y el resto de los aliados, después de cuatro años de deterioro bajo el mandato del republicano Donald Trump.
Igualmente, la alianza corroboró que el retiro de sus tropas de Afganistán ‘no supone un fin de la relación’, al ratificar que mantendrá el ‘apoyo financiero y preparación de las tropas locales’, y el mantenimiento de una oficina en Kabul.
La fuerza militar también constató su interés, como en otros tiempos, de participar en misiones antiterroristas en otras partes del mundo, tal como hizo contra Libia en 2011 que supuso el derrocamiento y asesinato de Muamar el Gadafi y el mantenimiento hasta hoy de la inestabilidad política en el otrora próspero Estado.
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