El jueves en su discurso ante la cumbre del mecanismo integrador ALBA-TCP el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, denunció que la sede diplomática española en Managua, al igual que la de Estados Unidos y otros países europeos, acogía reuniones de la oposición en la búsqueda de un candidato idóneo para las elecciones generales del 7 de noviembre.
Al siguiente día González, en rueda de prensa con su homólogo iraquí, Fuad Hussein, dijo que ‘todos los diplomáticos españoles cumplen escrupulosamente con sus obligaciones’ bajo la Convención de Viena y las reglas internacionales.
Este sábado la respuesta del Estado centroamericano firmada por el canciller Moncada le recordó a Madrid ‘el cinismo y la desvergüenza de tantas tropelías y crímenes atroces, cometidos por la corona española durante la brutal conquista de las sagradas tierras nuestroamericanas’.
Agregó que al dirigirse al presidente de un pueblo libre y soberano González lo hizo ‘con voz de alguacil, sin percatarse en su perorata delirante de trasnochada mandamás’ y mostró ‘una ignorancia atrevida, y una ferocidad impropia para la diplomacia’.
Culturalmente nunca hemos sido, ni somos, súbditos de su Reino. Todo lo contrario, señora González. Fuimos sometidos al dominio esclavo por la fuerza brutal de la espada y la cruz, expuso el jefe de la diplomacia nicaragüense en su carta.
Moncada emplazó a su par española a aplicar en el territorio del reino ibérico ‘una pizca de esa democracia que a otros exigen, liberando a sus presos políticos, abriendo cauces a las luchas y demandas de independencia, y aplicando normas civilizadas a quienes tienen derecho a luchar por sus creencias’.
El canciller nicaragüense se refirió a las ‘absurdas persecuciones, exilios, o injusta prisión, como la sufrida por líderes catalanes recientemente indultados, con estrictas condiciones de no repetición’.
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