El colectivo de la mayor isla caribeña realizó trámites migratorios y algunas sesiones de entrenamiento en Managua, a donde llegó el sábado anterior procedente de Guatemala.
La nueva versión de la escuadra cubana aglutina tanto a jugadores que permanecen en la tierra natal, como a contratados en ligas foráneas por la Federación y otros a título personal, explicó a Prensa Latina el jefe técnico de las selecciones nacionales, Miguel Ángel Díaz.
En el periplo centroamericano a lo largo de junio trabajaron a fin de lograr la compenetración y el entendimiento entre líneas, así como en la labor psicológica del colectivo, añadió.
Son jugadores de varias procedencias geográficas que vienen con distintas rutinas en cuanto al trabajo sobre la cancha, y esa ha sido la tarea primordial del cuerpo técnico, expuso Díaz.
Debido a la necesidad de evitar posibles contagios de Covid-19 no fue posible pactar partidos amistosos con equipos chapines o pinoleros, agregó.
Díaz resaltó que la gran mayoría de los jugadores convocados pasaron por la pirámide del alto rendimiento en Cuba.
La selección antillana incorporó a Onel Hernández (Norwich City inglés), Carlos Vázquez (Navalcarnero español), William Pozo (Strømmen IF noruego), Davide Incerti (Ternana Calcio italiano) y Joel Apezteguía (Tre Fiore de San Marino).
También defienden a la selección tricolor cuatro futbolistas que juegan en Estados Unidos: Jorge Luis Corrales (Tulsa), Modesto Méndez (Fort Lauderdale CF), Raiko Arozarena (Tampa Bay Rowdies) y Dayron Reyes (Fort Lauderdale CF).
Cuba enfrentará el 3 de julio a Guayana Francesa en partido de la primera fase preliminar y de salir airosa jugaría el 6 contra el ganador del duelo Trinidad y Tobago-Montserrat, como parte del camino que conduce a integrar el Grupo eliminatorio A de la Copa de Oro.
Con 11 participaciones en el torneo mayor de la Concacaf, el mejor resultado cubano se remonta al lejano año de 1971, en la quinta edición organizada por Trinidad y Tobago.
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