Según la Secretaría de Defensa Nacional, en el accidente perecieron 47 militares y tres civiles, mientras los demás ocupantes del avión y cuatro personas en tierra recibieron heridas de diversa gravedad.
El portavoz de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Edgard Arévalo, dijo que en la zona continúan las operaciones de recuperación de los restos del aparato, incluidas sus cajas negras. Un equipo de expertos está camino al lugar para determinar las causas del accidente, agregó.
La aeronave había partido de la ciudad de Cagayán de Oro y la mayoría de sus ocupantes eran soldados que serían desplegados en Joló, en el Mindanao Musulmán de Filipinas, donde operan varios grupos extremistas islámicos.
El Ejército filipino refiere una larga lista de accidentes, muchos de ellos mortales, debido en parte al pobre mantenimiento de los aparatos, muchos de los cuales son de segunda o tercera mano. El de la fecha fue adquirido recientemente en Estados Unidos.
Hace unos 10 días, un helicóptero Black Hawk, también de factura norteamericana, se estrelló durante un entrenamiento al norte de Manila y causó la muerte a seis miembros de la tripulación.
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