Su interés por rendir tributo al hombre en su condición de especie lo llevó a realizar piezas que lo posicionaron como un pintor relevante, con trascendencia en el tiempo, dentro y fuera de este país andino.
El pintor, muralista, dibujante y escultor nació el 6 de julio de 1919, en Quito, de padre indígena y madre mestiza.
Autodefinido como ‘indio’, Guayasamín se dedicó a retratar la vida, la muerte, los anhelos y hechos históricos que consideró importantes para los pueblos y a promover ‘la unidad de México a la Patagonia’.
Para él, la creatividad se dividía entre lo que llamada Piel Adentro, cuando pintaba sus vivencias, recuerdos, momentos conmovedores, y, Piel Afuera, con su visión de lo acontecido en el tiempo en el cual le tocó vivir.
Desde esa perspectiva, quedaron plasmados en su quehacer las culturas indígenas ancestrales y la contemporaneidad latinoamericana.
La crueldad, la injusticia, el dolor y la ternura, son temas sensibles que abundan en la pintura salida de sus manos, caracterizada por un profundo humanismo, visible en cada rincón de la Capilla del Hombre, complejo arquitectónico donde reposa gran parte de su obra.
El denominado ‘Pintor de Iberoamérica’, fallecido el 10 de marzo de 1999, dejó huellas indelebles en sus trazos y aportó a la cultura de Ecuador y Latinoamérica desde su más profundo compromiso con la vida, el indio, el negro, el ser humano, en general.
Una considerable colección de piezas de arte precolombino en oro, barro y cerámica, recopilada por años, así como pinturas, esculturas y muebles de la colonia y modernos, son parte de su legado.
Es el aniversario 102 del natalicio de Guayasamín, momento para recordar además sus retratos a mujeres y personalidades de la historia política y cultural mundial como los presidentes Fidel Castro (Cuba), Francois Mitterrand (Francia), el Rey Juan Carlos de España, la princesa Carolina de Mónaco o los cantantes Silvio Rodríguez y Mercedes Sosa, entre otros.
mem/scm