Al menos esa es la señal que interpretan aquí algunos observadores y medios de prensa al advertir que la presencia física de efectivos la sustituirían los drones y otras unidades emplazadas en la región con capacidad de respuesta ante cualquier amenaza.
Los aviones no tripulados de la Fuerza Aérea seguirán cazando a los terroristas de Al Qaeda y del Estado Islámico, solo que desde bases situadas a ocho horas de distancia en el golfo Pérsico, advirtió el diario The New York Times.
El Pentágono ya estacionó en el golfo sus MQ-9 Reaper armados para vigilar, aunque las largas distancias que deben recorrer son costosas y más arriesgadas, anotó el periódico.
Un artículo publicado el pasado 2 de julio por el rotativo, señaló que Biden dejó entrever mensajes contradictorios de su administración, la cual trata de tranquilizar a la opinión pública sobre la conclusión de las denominadas guerras eternas.
Sin embargo, por otro lado pretende convencer a los afganos de que Estados Unidos no abandona el país cuando los analistas de inteligencia estiman que el gobierno podría caer en apenas seis meses ante el resurgimiento de los talibanes.
El número de atentados aumentó de forma considerable desde que se firmó, durante el mandato de Donald Trump, el acuerdo entre Estados Unidos y esos grupos armados en febrero de 2020, en Doha.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Paski, enfatizó en un comunicado la víspera que Biden dará el discurso a primera hora de la tarde sobre ‘los esfuerzos de la retirada’ de Estados Unidos y acerca de la ‘asistencia humanitaria y de seguridad’ a los afganos.
Los afganos tendrán que ser capaces de asumir ellos mismos con la Fuerza Aérea que tienen, comentó el ocupante de la oficina oval.
El mismo mensaje que le transmitió a su homólogo de Afganistán, Ashraf Ghani, durante su visita a la Casa Blanca a finales de junio, recordó el Times.
La decisión de Biden de enviar de vuelta a casa a los soldados antes del 11 de septiembre, cuando se cumplen 20 años de los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono, es una de las más significativas de su presidencia hasta el momento.
Estados Unidos invadió Afganistán en octubre de 2001 durante el gobierno de George W. Bush, tras acusar al Talibán de acoger a Osama bin Laden y a otros terroristas de Al Qaeda vinculados a los ataques en Nueva York y Washington.
Un conflicto bélico que ha costado más de 2.26 billones de dólares desde el punto de vista económico, según un nuevo análisis de la Universidad de Brown, y que provocó la muerte de más de 47 mil 240 civiles en ese país centroasiático, así como la pérdida de unos dos mil 400 soldados estadounidenses.
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