Impulsados por los conflictos, el clima adverso y la Covid-19 considerados un trio mortal, los elevados costos de la comida empujan a más personas al hambre y la miseria, afirmó el economista jefe del PMA, Arif Husain.
Se estima que un récord de 270 millones de personas padecen inseguridad alimentaria aguda o están en alto riesgo en 2021, un aumento del 40 por ciento con respecto a 2020, como resultado de los conflictos armados, crisis económicas, desastres naturales, las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y ahora el aumento del precio de los alimentos.
Durante los últimos tres meses, el costo de una canasta básica aumentó en más del 10 por ciento en nueve países donde trabaja el PMA, en África y Medio Oriente.
Los recientes incrementos de precios afectan directamente a las personas a las que brinda asistencia ese organismo de Naciones Unidas, pero también a millones de familias al borde del hambre, cuyos ingresos fueron diezmados por la Covid-19.
El Banco Mundial estimó que la pandemia podría empujar a 97 millones de personas en todo el mundo a la pobreza extrema para fines de 2021.
Los países más expuestos a la inflación de los alimentos son aquellos que dependen de las importaciones para obtenerlos, en los cuales las perturbaciones climáticas podrían interrumpir la producción local y los que sufren fragilidad macroeconómica.
También son expuestos a ese fenómeno las naciones donde la depreciación de la moneda incrementó aún más los precios de los alimentos, poniendo en riesgo a millones en lugares como Zimbabwe, Siria, Etiopía y Venezuela.
Este año, el PMA llevará a cabo la operación más grande de su historia de asistencia humanitaria, dirigida a 139 millones de personas en todo el mundo, que se han vuelto vulnerables por la inseguridad alimentaria, la desnutrición y los efectos de la Covid-19.
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