En una carta enviada al presidente del equipo catalán, Joan Laporta, el diputado árabe-israelí Sami Abu Shehadeh instó a no otorgarle legitimidad al Beitar.
Haremos todo lo que podamos, incluida la presión política, diplomática y mediática para cancelar el juego, previsto para el 4 de agosto, porque hiere los sentimientos tanto de los fanáticos palestinos del Barcelona en Israel como de los árabes en el mundo, subraya el texto.
‘El Beitar Jerusalén es conocido por su racismo y hostilidad hacia la sociedad árabe y sus fanáticos están orgullosos de demostrar su odio’, destaca el menaje, redactado también en nombre de los ‘aficionados árabes del Barcelona en Israel’.
En similares términos se pronunció el lunes último la Asociación Palestina de Fútbol (PFA) al criticar el partido porque implica actividades en la parte ocupada de la ciudad de Jerusalén en 1967.
Al respecto, precisa que el sector ultra de los aficionados del Beitar, conocido como La Familia, está directamente relacionado con diversos actos de vandalismo, terror y violencia contra palestinos, mientras sus canciones incluyen ‘lemas racistas, insultos religiosos y llaman a quemar pueblos árabes y matar árabes’.
La PFA denunció que el partido se jugaría en un estadio levantado sobre la demolida aldea palestina de Al Malha, cuya población vive en la actualidad en campos de refugiados.
Conocido por su hinchada ultra, el Beitar el único once de la primera división israelí que nunca fichó a un árabe.
El pasado año más unas mil 200 personas se sumaron a la demanda de la entonces diputada Tamar Zandberg, del partido izquierdista Meretz, al ministro de Defensa Benny Gantz para designar a La Familia como una organización terrorista.
En noviembre de 2007, en el aniversario de la muerte del ex primer ministro Isaac Rabin, La Familia no respetó el minuto de silencio acordado y por el contrario coreó gritos en defensa de Yigal Amir, el judío ultraortodoxo que lo asesinó.
Durante la temporada 2012-13 los radicales desataron una campaña cuando el equipó incluyó en su nómina a dos chechenos: Zaur Sadaev, de 23 años, y Gabriel Kadiev, de 19. El primero jugó siete partidos, el segundo solo uno.
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