Pudiera antojarse un resumen muy simplista del regreso de la Squarra Azurra a la élite mundial del balompié, tras su triunfo en tanda de penales frente a Inglaterra. En realidad, desbordó los pronósticos.
Y lo hizo con las nuevas fórmulas aplicadas por el técnico Roberto Mancini, amén del 4-3-3, la filosofía diferente de que la mejor defensa es el ataque, renunciando (salvo frente a España) al tradicional catenaccio.
Le funcionó, por lo general, aunque para ello contó con la excelencia de Leonardo Bonucci(34 años) y el capitán Giogio Chiellini (36), dos centrales que desafiaron la edad en todos los partidos.
Luego, un espigado jovencito de 22 años, si bien no lo parece con su 1,96 metros de estatura, Gianluigi Donnarumma, un bastión en la portería, decisivo en la lotería de los penales contra los ingleses.
Sin embargo, no fue sólo un trío de ases lo que llevó a los azurri a doblegar a Inglaterra en su templo de Wembley en Londres.
Descollaron su manija en el mediocampo, el italo-brasileño Jorginho, pese a fallar un penal; los atacantes Federico Chiesa, Lorenzo Insigne y Ciro Immobile, y el lateral Lorenzo Spinazzola.
Momento sublime para el elenco de Mancini de lograr una reconciliación de Italia con sus hichas, después que no clasificó para el Mundial de Rusia 2018.
Para los españoles, hasta cierto punto, una tranquilidad de haber perdido (también por penales) ante Italia, al final merecido campeón de la Eurocopa 2020/2021.
Inglaterra tendrá que volver a mirarse por dentro. A estas alturas costará trabajo digerir la derrota con una selección plagada de talentos.
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