Con sus pies destrozados, Bikila consiguió la primera medalla de oro para la región que propició la riqueza material y tecnológica del primer mundo y abrió el camino a sus coterráneos hacia un dominio casi total de las distancias de largo aliento en la arena internacional.
Ya calzado volvió a repetir la hazaña en los Juegos de Tokio 1964 y así inspiró a las siguientes generaciones de africanos.
“Bikila hizo que pensáramos: si él puede, nosotros también”, afirmó su mejor pupilo, el también etíope HaileGebresselasie, considerado el mejor corredor de fondo de todos los tiempos.
En 1969, sufrió un accidente de tránsito en Addis Abeba, la capital etíope, que le dejó parapléjico. Murió en 1973, a los 41 años, por las secuelas de ese incidente.
EL CASO DE KENYA
Kenya tal vez sea la más aventajada del mítico maratonista etíope, convertida en potencia deportiva de primer orden mundial.
Tales triunfos se remontan a la etapa de KipchogeKeino, de la tribu Nandi, quien venció en los mil 500 metros de los Juegos Olímpicos de México1968 sobre el favorito estadounidense JimRyun.
Para Keino, con un organismo acostumbrado a entrenar en las altiplanicies de su país, en aquella victoria se combinaron a su favor una suma de factores genéticos y ambientales.
Desde entonces, es frecuente la presencia en podios olímpicos y mundiales de corredores de esa nación de África oriental. Además de la tradicional buena forma física de los miembros de tribus cazadoras kenyanas, la orografía del país aporta una condición natural con una extensa altiplanicie situada a más de dos mil metros sobre el nivel del mar.
Esa zona es centro de entrenamiento de la mayoría de los jóvenes que alistan condiciones para dar el salto hacia posiciones dominantes en los rankings mundiales de las distancias de medio fondo y fondo.
Los beneficios de la altitud son notorios en fisiólogos y preparadores, porque a medida de un aumento, la presión parcial de oxígeno existente en el aire es menor y dificulta su captación.
Como consecuencia inmediata, el organismo pone en marcha mecanismos de defensa e incrementa la producción de hematíes hasta llegar a lo que se llama poliglobulia.
Cuando ese deportista baja a un sitio menos alto, sus análisis muestran unas cifras de hematocrito (valor definido como el cociente entre el volumen de células rojas y el plasma) muy elevadas que potencian la resistencia a las exigentes pruebas de larga distancia.
Sin embargo, si la altitud fuera la única explicación, los representantes de Nepal o Bolivia serían dominantes en las carreras de fondo y de momento no hay ninguno de ellos de talla mundial procedente de esos países.
Hay otros factores a la hora de entender la singularidad de los kenyanos, uno de ellos la tradición cazadora de las tribus seminómadas, para quienes correr es una actividad natural.
La tradición en las zonas rurales de Kenya consiste en que los muchachos vayan a pie a la escuela, en ocasiones a kilómetros de distancia, y ese hábito va perfilando lo que los expertos llaman trabajo aeróbico.
Otro de los factores que se citan es la actitud mental de esos corredores, determinante en sus formas de protagonizar escapadas y romper el orden de las carreras desde el inicio.
Y, además, el tema de cómo es la dieta de esos deportistas que pobre en proteínas, baja en grasas y muy rica en carbohidratos, tal vez sea la fórmula de los campeones, según investigadores británicos.
DE PERDEDOR A HÉROE
Los jueces descalificaron a Karim Bare, de Níger, y FarkhodOripov, de Tayikistán, en la etapa preliminar de 100 metros libres de la natación en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Pero no a Eric Moussambani, de Guinea Ecuatorial, que nadó en solitario, aunque con muchas limitaciones técnicas; en su país no había piscinas de dimensiones olímpicas y la preparación consistió en tres horas semanales en la pileta del hotel Ureka de Malabo, la capital.
También en las aguas profundas y peligrosas del río Timbabé, Moussambani perfiló sus rudimentarias brazadas ante las advertencias de los pescadores que lo alertaban de la presencia de cocodrilos.
En el Sydney International Aquatic Center lo alentaron 17 mil personas: “Go, go, go, go, go!” y él siguió como pudo para cronometrar 1:52.75 minutos, el peor registro de todos los tiempos en Juegos Olímpicos.
Moussambani llegó a Sídney 2000 como invitado del Comité Olímpico Internacional. Quedó a más de un minuto del oro olímpico en los 100 m, el holandés Pieter van den Hoogenband (48:30 segundos).
Hoy el exnadador ecuatoguineano tiene 42 años, es el entrenador de la selección de su país y hay dos albercas olímpicas, una en Malabo y otra en Bata, construidas tiempo después de su participación en la ciudad australiana.
“Se llevó más prensa que los ganadores de los oros. Fue un furor”, según las reseñas de la época; resultó hombre Speedo, la famosa marca deportiva para indumentarias de natación.
Al año siguiente, en el Mundial de Fukuoka, en Japón, intervino en la prueba de 50 metros libres e hizo una marca decorosa. Lo recuerdan mucho entre los nadadores, pese a su ridícula participación en Sídney.
OSCAR PISTORIUS, HÉROE CONVERTIDO EN VILLANO
El sudafricano Oscar Pistorius es la única persona que fue olímpico y paralímpico, aunque desde diciembre de 2015 pasó de héroe en el deporte a villano, porque después de casi tres años de un proceso judicial, lo declararon culpable del asesinato de su novia, ReevaSteemcamp.
Pistorius nunca tuvo una vida fácil. Una enfermedad degenerativa obligó a sus padres a tomar la decisión de que le amputaran las dos piernas con tan sólo 11 años, aunque seis meses más tarde consiguió adaptarse a sus artificiales extremidades.
El amor por el deporte lo llevó a probar suerte en natación, polo acuático y rugby, y en este último se sintió más a gusto pero una lesión lo alejó y en su intento de rehabilitarse para volver, descubrió sus potencialidades en atletismo.
Con una escasa preparación, el sudafricano logró el récord paralímpico de 400 m con marca de 46.34 segundos y a los 17 años se inscribió para ir a la cita cuatrienal.
Un cambio en la normativa de Federación Internacional de Atletismo en 2007 alejó a Pistorius de su objetivo: se prohibió participar a los atletas con cualquier dispositivo técnico que le proporcionara ventajas en la pista.
Empero, un año después el Tribunal de Arbitraje Deportivo le dio la razón, pero no consiguió la marca mínima para ir a la fiesta bajo los cinco aros de Beijing. Eso sí, arrasó en los paralímpicos con triunfos en 100, 200 y 400 metros.
En 2012, Pistorius logró por fin su sueño de competir en los Juegos Olímpicos en Londres para convertirse en el primer atleta participante con doble amputación de piernas. Compitió en 400 metros y en el relevo de 4×400 m.
Tras su investidura como ídolo de masas e ícono mundial, su carrera se vino abajo cuando el 14 de febrero del 2013 ocurrió el asesinato de su noviaReevaSteenkamp y todas las pruebas lo apuntaron como sospechoso.
Luego de varios juicios, los malos augurios se confirmaron, y en noviembre de 2017 lo condenaron a 13 años y medio de prisión.
África también aportó el primer caso de boicot en Juegos Olímpicos cuando 31 naciones de ese continente rechazaron su participación en la cita de Montreal 1976 para protestar por la presencia de Nueva Zelanda que mantenía contactos deportivos con Sudáfrica, bajo sanciones del Comité Olímpico Internacional por su política de desarrollado separado de las razas, el apartheid.
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(*) Corresponsal jefe de Prensa Latina en Líbano
Este trabajo contó con la colaboración de la editora Amelia Roque, los periodistas Yodeni Masó y Jhonah Díaz González, y la webmaster Wendy Ugarte.