Con máscaras y a distancia física prudencial, los peregrinos cumplieron así el punto culminante de uno de los cinco mandamientos del Corán, el libro sagrado de los musulmanes.
El mandamiento consiste en que al menos una vez en la vida los fieles deben realizar una visita a las ciudades sauditas de La Meca y Medina.
Por segundo año consecutivo, las autoridades del reino del desierto restringieron la asistencia a la considerada mayor concentración religiosa del mundo con solo 60 mil participantes para evitar la expansión del coronavirus.
En la peregrinación solo permitieron ciudadanos locales y residentes en el país con edades de 18 a 65 años que recibieron las dos dosis de la vacuna antiCovid o que se recuperaron del virus.
Durante versiones anteriores, hasta tres millones de personas asistieron a la procesión religiosa de cinco días que finalizará mañana con la llamada lapidación del diablo.
Uno de los pasajes del Corán refiere que en el monte Arafat, el profeta Mahoma pronunció su último sermón.
También sostiene que allí Dios puso a prueba la fe de Abraham al ordenarle que sacrificara a su hijo Ismail y cuando este se dispuso a cumplir la orden, la deidad cambió el ser humano por un cordero.
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