Por segundo año consecutivo, las autoridades del reino del desierto aplicaron restricciones para participar en uno de los cinco mandamientos del Corán para musulmanes aptos en lo físico y lo económico.
En la versión recién finalizada, asistieron 60 mil viajeros, todos residentes en el territorio saudita, con edades comprendidas de 18 a 65 años y vacunados contra el nuevo coronavirus. Durante la anterior, ascendieron a 10 mil.
Dos cifras ínfimas en comparación con los millones de peregrinos que con anterioridad cumplieron con la obligación estipulada en el Corán de asistir al menos una vez en la vida a los sitios vinculados con la vida del profeta Mahoma.
Para los cinco días de rituales por el hajj, hubo un despliegue de aseguramiento con un sistema de atención médica en los lugares sacros de las ciudades de La Meca y Medina.
Los peregrinos debieron guardar distanciamiento físico y para entrar a la Gran Mezquita y circunvalar la Kaaba, símbolo sagrado del islam, los participantes accedieron en grupos separados.
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