Los senadores republicanos exigieron a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos y a la Casa Blanca que aplique nuevas medidas contra la obra, a punto de concluirse, según sus operadores.
‘Es un abierto y cínico chantaje por parte de los senadores. Todos ellos son republicanos, de ahí que se trata de la continuación de la lucha política interna, no más’, señaló Kosachov en declaraciones a la agencia de noticias Sputnik.
El legislador consideró catastróficas las consecuencias políticas para el Gobierno del presidente Joe Biden, en caso de que su administración ceda ante ese chantaje, dijo.
La víspera, en un comunicado, el operador 2 AG, a cargo de la obra, comunicó que el gasoducto está construido al 99 por ciento y precisó que ‘el buque de tendido de tuberías Fortuna continúa operando en el último tramo del proyecto’.
El Nord Stream 2 es un proyecto conjunto de la compañía energética rusa Gazprom y cinco socios europeos. Sus tuberías transportarán hasta 55 mil millones de metros cúbicos de gas natural por año desde Rusia a Alemania, a través del mar Báltico.
En contra del proyecto se manifestaron Estados Unidos, que perdería un mercado potencial para su gas natural licuado proveniente de sus yacimientos de esquisto, así como Ucrania, preocupado por quedar sin las ganancias del traslado del combustible ruso por su territorio. También rechazaron la obra Polonia, Letonia y Lituania.
El Gobierno de Donald Trump firmó varios paquetes de sanciones contra el gasoducto ruso, política que continúo Biden, quien el 23 de febrero pasado aprobó más medidas en su contra.
En días recientes, Estados Unidos y Alemania firmaron un acuerdo según el cual Washington dejará de obstaculizar la puesta en marcha de Nord Stream 2.
A cambio, Berlín se comprometió a usar su influencia para persuadir a Moscú de extender el acuerdo de tránsito de gas a través de Ucrania que expirará a fines de 2024, así como para impulsar la inversión en proyectos de energía verde en ese país.
Según el documento, la Casa Blanca amenazó con imponer sanciones a Rusia en el supuesto caso de que Rusia utilice la energía como arma política en contra de Kiev. En varias ocasiones, las autoridades rusas instaron a los enemigos de Nord Stream 2 a dejar de politizar el proyecto, el cual consideran beneficioso para la seguridad energética de toda la Unión Europea.
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