Pese a la ausencia de público en los graderíos, la euforia no está en cuarentena y los triunfos generan reacciones románticas, dignas de guiones cinematográficos, para el deleite de una afición que también encuentra en las pantallas el efecto de los sentimientos.
Un coctel de emociones que tiene en Latinoamérica a uno de sus principales protagonistas, con la escalada hasta el Olimpo de un ecuatoriano, las más variopintas piruetas de brasileños y peruanos, la fortaleza en los brazos de venezolanos y colombianos, además de la puntería al disparar o golpear de mexicanos y cubanos.
Al final, nada sorprende: este es el evento cumbre del deporte, sede de la reunión de quienes van “más rápido, más alto, más fuerte” y que ahora “juntos” intentan otorgar luz y esperanza a la humanidad, que siente el poder de la pandemia de la Covid-19.
ASES DEL OLIMPO
Seis días después de subir al podio del Tour de Francia y en un circuito de 234 kilómetros Richard Carapaz expuso potencia en la escalada, en el Circuito Internacional de Fuji inmortalizó su nombre y situó a Latinoamérica por primera vez en el medallero de la magna cita de Tokio 2020.
La “Locomotora Carapaz” debutó como los grandes bajo la sombra de los cinco aros y en la capital japonesa dejó sin opciones al belga Woun van Aert (plata) y al esloveno Tadej Pogacar (bronce), reciente doble monarca del tour galo, para cerrar un ciclo con el título en el Giro de Italia 2019 y el segundo escaño en la Vuelta a España 2020.
A sus 28 años y con éxitos en el ciclismo mundial con el club Ineos Grenadiers, Carapaz regaló a Latinoamérica el primer cetro en la ruta olímpica y el segundo premio dorado para Ecuador, luego del triunfo del marchista Jefferson Pérez en Atlanta 1996.
Las imágenes del padre y el resto de la familia vitoreando al campeón durante el trayecto en Tokio inundaron sitios y redes sociales; y a ellos fue dedicado el primer agradecimiento de Carapaz, seguro de “que los días más grandes se escriben con la misma tinta de olimpo”.
Si el premio del pedalista ecuatoriano generó titulares en las jornadas iniciales para Latinoamérica, una portentosa mujer de 33 años pasaba a la historia como la primera campeona a este nivel de Bermudas, la nación más pequeña del mundo.
Flora Duffy reinó en el triatlón femenino de Tokio 2020, en un contexto marcado por las fuertes lluvias, para estampar con un tiempo de 1:55.36 horas, una actuación inédita para las islas del Caribe.
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La triatleta obtuvo la segunda presea del movimiento olímpico de Bermudas 45 años después del bronce de Clarence Hill en los pesos pesados del boxeo en la justa de Montreal.
A estas hazañas en los circuitos de Tokio, la región de Latinoamérica y el Caribe celebró el oro del surfista brasileño Italo Ferreira, quien dominó olas sobre la Playa de Tsurigasaki para relegar a la segunda posición al japonés Kanoa Igarashi y dejar en bronce al australiano Owen Wright.
Nacido en Baía Formosa, Ferreira comenzó la práctica de la disciplina gracias a las tablas que le prestaban los primos y de la mano Luiz Campo entró al Pro Junior World Championship, donde mostró agresividad y creatividad en las acrobacias para llegar a sumar los primeros éxitos.
En el debut del surf en el concierto olímpico, el brasileño hizo realidad su sueño de campeón, como lo avalan los reinados en los ISA World Surfing Games y la World Surf League, eventos con presencia de los mejores exponentes del mundo.
ADIÓS, LEYENDA
Volvieron a hundirse en lágrimas los ojos azules, como la bandera de su natal Argentina, que reverenció a la leyenda Paula Pareto en Tokio 2020, después de bailar su último tango en los tatamis del judo olímpico.
Pareció que llegaba luz ante la adversidad y los horizontes despejaban sus caminos para una nueva medalla, pero su codo izquierdo crujió tan alto que la “campeona” gritó: “No más”.
Argentina sabía que la historia sería diferente a la vivida en Río de Janeiro 2016, cuando reinó en la división de los 48 kilogramos, porque a los 35 años su cuerpo no responde como antes, aunque la mentalidad ganadora alimente los anhelos y maximice los sentimientos.
Por eso muchos de sus seguidores cargaron dosis de esperanzas; mientras los más escépticos callaron, como toca cuando un inmortal es tema de conversación y el silencio deviene muestra de respeto por lo vivido.
Sin embargo, la burbuja de los anhelos explotó después de un inicio feroz, con rápidos éxitos sobre la sudafricana Geronay Whitebooi y la eslovena Marusa Stangar, en ambos casos por ippon, sin margen a dudas.
Luego llegó una derrota -esperada hasta cierto punto- versus la japonesa Funa Tonaki en las finales de su cuadro en el organigrama. Mas, el revés careció de significación cuando abandonó la zona de combate sin mover el brazo izquierdo.
Otra vez los albicelestes sufrieron al observar los problemas físicos de sus deportistas en los grandes escenarios, y las imágenes de Ángel Di María, Fernando Gago, Juan Manuel Fangio, Juan Martín del Potro -entre otros-, regresaron entre recuerdos que igual exhibieron a Pareto llorando en el pasado… de felicidad.
Para más sal en la herida, la propia atleta relató frente a las cámaras del canal TyC Sports: “No sé cómo estoy porque no dejaron que me vea el médico», y la impaciencia de sus gestos advertía la urgencia del asunto.
Horas después, en la tarde-noche del aquel sábado 24 de julio en Tokio, madrugada en Buenos Aires, la graduada en la especialidad de Traumatología apareció en el Nippon Budokan para enfrentar a la portuguesa Catarina Costa en la fase de repechaje.
Sin público en las tribunas, con extraños a su alrededor, Pareto, bronce en Beijing 2008, concluyó ahogada en un llanto arropado por una mascarilla blanca, e ilustró su calvario con una frase: Hasta los muñecos de los entrenamientos me pegan.
«Pido perdón por no hacerlos tan felices como en Río», pronunció ante los micrófonos en un acto que dejaba al desnudo su vergüenza, cuando el cuerpo dijo basta y ella gritó “no más”.
PREMIOS DE GLORIA
Cuando falta la segunda semana de competencias, los relatos suceden y apenas existe margen para cortar el aire entre suspiros. Por ello sobran razones para reverenciar a los principales protagonistas de la sui generis, compleja e histórica lid de Tokio 2020.
Otros nombres del subcontinente merecieron portada en la justa multideportiva y entre los destacados resonó la adolescente brasileña Rayssa Leal (13 años), plata en la modalidad de street del skateboarding, al conformar el podio más joven de los juegos, pues la ganadora del oro fue Momiji Ishiya (13 años) y el tercer puesto correspondió a Funa Nakayama, (16 años).
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Un ‘abuelo’ de México impacta el tiro con arco en Tokio
México volvió a sumar metal en el tiro con arco y la dupla de Luis Álvarez y Alejandra Valencia acertó flechas para festejar un bronce en el debut de la modalidad mixta en lides olímpicas.
Igualmente, la delegación mexicana no faltó a su cita con el podio del clavado y Gabriela Agundez y Alejandra Orozco aportaron un tercer lugar en la plataforma sincronizada a la distancia de 10 metros.
Cuba abrió su medallero con el bronce del taekwondoca Rafael Alba en la categoría de más de 80 kg e Idalys Ortíz, en más de 78, autora de otra gesta en el judo femenino, al consumar su cuarto premio -todos en línea-, con una presea de plata bañada del oro que la historia le concede.
Apoyada en la rapidez de sus ciclistas, Colombia celebró la plata de Mariana Pajón y el bronce Carlos Alberto Ramírez en la modalidad de BMX rancing; en tanto, Javier Mosquera regaló un subtítulo en los 67 kg de la halterofilia.
Mientras, Venezuela sumó en estas primeras fechas un subtítulo por intermedio del pesista Julio Mayora en los 73 kg.
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 avizoran en la recta final del calendario nuevas emociones y hazañas para los deportistas de la región tras la porfía de premios en disciplinas como atletismo, boxeo, lucha y ciclismo.
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arb/jdg/yma
(*) Enviado especial
Este trabajo contó con la colaboración de la editora Amelia Roque, los periodistas Yodeni Masó y Lemay Padrón, y la webmaster Wendy Ugarte.
