La tensa calma concluyó y el ‘Gigante de Herradura’ unió cuatro de los dedos de su mano derecha para mostrarle al mundo su grandeza, y que propios y ajenos conocieran que solo él en la historia puede alardear de contar tantos títulos en el estilo grecorromano.
‘Cuando voluntad y sacrificio se unen al talento, cualquier cosa es posible’, manifestó en la zona mixta después de doblegar 5-0 al georgiano Iakobi Kajaia en la final de los 130 kilogramos en la lid de la capital nipona, que recibió a una leyenda viviente capaz de dibujar lo inédito en los colchones.
Su trama individual no tuvo el mejor de los comienzos, con aquel quinto lugar en Atenas 2004, pero estaba permitido soñar y suman 13 los años de dominio extremo, de imbatibilidad entre tackles, desbalances, agarres, sonrisas, bailes… sí, porque al campeón le gusta disfrutar los éxitos después de tanto sacrificio.
López encontró en su habitación de la Villa Olímpica el santuario perfecto para reunir calma y concentración en pos de superar lo logrado por el legendario ruso Alexander Karelin, quien reinó en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996 antes de caer en Sídney 2000 frente al estadounidense Rulon Gardner.
‘Cumplimos el objetivo. Ahora toca disfrutarlo y seguir luchando por nuevas metas en la vida’, afirmó ante la incredulidad de los periodistas presentes, quienes estaban seguros de haber presenciado su último combate en la lid deportiva más importante.
Pero tres décadas de intenso ajetreo no parecen ser suficientes y solo pidió un poco de tiempo para descansar. Por alguna extraña razón, el fornido gladiador planea no parar y París también podría ser conquistada en 2024.
‘Me voy a retirar cuando quiera yo, no cuando alguien lo pida. Me siento en óptimas condiciones, solo quiero salud’, confesó antes de dedicarle todos sus éxitos al pueblo de Cuba, que, dijo, ‘me sigue en todo momento’.
El caribeño igualó el hito de la japonesa Kaori Icho, protagonista de cuatro oros consecutivos en Atenas 2004, Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016, aunque en el estilo libre.
Así, tras 12 meses de espera condicionada por la pandemia de la Covid-19, un nuevo capítulo de su vida termina feliz, como tantas veces en el pasado de un hombre que es sinónimo de hazañas, eterno conquistador de ciudades, el GOAT de la lucha olímpica.
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