Allí, donde se celebraron los X Juegos en 1932, estuvieron
representados 140 países, aunque el numero de concursantes (7,078)
quedó por debajo del de Múnich 1972 (7,830).
Esas cifras hubieran sido superiores de haber asistido los
integrantes del campo socialista europeo, además de Cuba y Corea
Democrática, que declinaron las invitaciones.
Dichos estados adujeron la inseguridad reinante en esa urbe
estadounidense para los integrantes de sus delegaciones, el clima hostil exacerbado por el propio gobierno del entonces
presidente Ronald Regan y la excesiva comercialización del evento,
contrario a los postulados olímpicos.
La ceremonia de apertura, la de clausura -ambas calificadas de
espectaculares- y las pruebas de campo y pista hicieron del Coliseo
de Los Ángeles la instalación que mayor concurrencia tuvo en los 15
días de la cita, con un millón 310 mil 897 personas.
Sin embargo, la competencia que mayor numero de espectadores
reunió fue la de fútbol, algo inusitado en un país donde no existía
fuerte tradición en esa disciplina.
Mas de un millón 300 mil aficionados se dieron cita en los
estadios de las seis sedes para las eliminatorias y el angelino Rose
Bowl donde se jugaron las semi y finales. Al partido por el oro entre las selecciones de Brasil y Francia, asistieron 101 mil 799, todo un récord nacional en ese deporte.
La primera presea dorada de esta versión la ganó el chino Xu
Haifong en la modalidad de pistola libre del tiro, mientras la última fue a manos del portugués Carlos López en la maratón.
Pocas dificultades tuvieron los norteamericanos, debido a la
ausencia de las demás potencias, para ganar colectivamente el
atletismo, con 16 títulos en total.
A ello contribuyó el debutante Carl Lewis, quien reeditó la hazaña de su compatriota Jesse Owens en Berlín 1936 al triunfar en 100 y 200 metros, los 4×100 y el salto largo. Precisamente en ese relevo se impuso la única marca mundial del campo y pista (37,83 segundos).
Valeri Brisco-Hooks, casi desconocida internacionalmente apenas un año antes, fue otra de las atracciones de esta lid al ganar los 200 y 400 metros (primer hombre o mujer en hacerlo) y los 4×400. En
conjunto, ella tuvo que correr 11 veces en 10 días.
Por primera vez en estas lides un británico obtuvo medalla en el
lanzamiento de la jabalina, esta de plata, y la ocasión no pudo ser
más significativa para David Ottley, pues lo consiguió el mismo día
en que cumplía sus 29 años.
El vencedor, Arto Haerkoenen, dio a Finlandia su sexto título
olímpico en esa prueba.
El británico Sebastian Coe se convirtió aquí en el único en ganar
un par de preseas doradas en los mil 500 metros y también obtuvo
plata en los 800 metros, donde la gran figura fue Joaquín Cruz,
quien le dio a Brasil la medalla de oro e implantó marca para estas
citas.
Nawal El Moutawakil no impresionó durante las eliminatorias de los 400 metros con vallas para damas, pero en la final dio la sorpresa y ofreció a Marruecos su primer título y récord olímpico en la historia.
Por si eso fuera poco, otro marroquí repitió posteriormente esa
actuación en los cinco mil metros, con lo cual iniciaba su
extraordinario paso por las pistas: Said Aouita.
Zhu Jianhua fue el primer chino en ganar una presea en el
atletismo históricamente, la de bronce en el salto alto, pero pudo
haber luchado por algo mejor de no haber ocurrido un incidente.
Cuando se disponía a salvar la altitud con la cual se repartieron
el oro y la plata, el británico Steve Ovett, quien corría los mil 500 metros, se salió de la pista y cayó al césped exhausto cerca del
lugar donde se efectuaba la prueba del salto, lo cual hizo al
asiático salirse completamente de concentración y no recuperarla más.
El británico Daley Thompson fue el segundo atleta en retener su
título en el decatlón, desde que lo hiciera el norteamericano Bob
Mathias en Londres 1948 y Helsinki 1952.
Los neozelandeses Rex Sellers y Christopher Timms tomaron una
ventaja tal en las seis primeras carreras de la clase tornado del
yatismo, que no tuvieron que salir a la séptima y última para obtener la medalla de oro.
Dos jovencitas estadounidenses que compartían el mismo cuarto en
la Villa, Nancy Gogshead y Carrie Steinseifer, cronometraron idéntico tiempo para encabezar los 100 metros libres de la natación. En una decisión sin precedentes, ambas recibieron sus preseas doradas.
La estadounidense Connie Carpenter-Phinney entró a la historia de
estas lides como la primera mujer en ganar una prueba individual de
carretera en el ciclismo olímpico.
Otra ‘primera’ fue la suiza Heidi Robbiani, pues nunca antes una
dama había conseguido una medalla (bronce) en los saltos del
deporte ecuestre, en los cuales siempre habían barrido los
hombres.
Con sus tres medallas de oro y dos de plata, la rumana Ecaterina
Szabo se convirtió en la reina de la gimnástica, pero el público
norteamericano calificó de heroína a su compatriota Mary Lou Retton.
Ella fue la titular en el ‘all around’, con dos marcas perfectas
de 10 y en una batalla colosal con la europea, además de conseguir
dos medallas de plata y otro par de bronce.
El ganador de la división abierta del judo, el japonés Yasuhiro
Yamashita, llegó a Los Ángeles con un impresionante récord de 194
combates sin derrota. De hecho, él nunca había sido vencido
desde 1977, cuando tenía 19 años de edad.
Estados Unidos coleccionó el mayor numero de medallas en esta
cita (174), de las cuales 83 fueron de oro, 61 de plata y 30 de
bronce.
yas/jf