Más de 60 programas informáticos, sitios y servicios están restringidos para la isla, que ha enfrentado en los últimos días, justamente desde las redes sociales, una intensa campaña mediática con el uso de robots y algoritmos, cuyo propósito es la desestabilización del país en el peor escenario de la pandemia de la Covid-19.
Conforman el listado más de 20 webs de Goggle, a los cuales se suma Zoom, conocida herramienta de videochat que cobró auge con la actual epidemia, según un artículo de la premio Nacional de Periodismo y doctora en Ciencias de la Comunicación Rosa Miriam Elizalde, publicado en el diario La Jornada, de México.
De forma contradictoria, los centros de poder y los grandes medios internacionales intentan imponer la narrativa de que ‘el bloqueo no existe’, aunque los ciudadanos cubanos encuentran advertencias como ‘Acceso Prohibido Error 403’ al intentar navegar por las páginas de Internet.
Hace solo unas semanas un nuevo servicio se sumó a la lista de prohibiciones, Wetranfers, útil para la transferencia de archivos informáticos y utilizada por profesionales de diversos sectores de la nación.
Su empresa, asentada en Ámsterdam, explica el artículo de Elizalde, de pronto decidió regirse por las leyes de Estados Unidos y negar ese acceso a los cubanos.
La experta afirma que los cubanos son blanco del incremento de noticias falsas; proliferación de videos claramente manipulados; empleo de ciberataques a medios de prensa y sitios web institucionales; amenaza a dirigentes, artistas y figuras públicas, que incitan al odio y la violencia.
En ese contexto, resulta llamativo que Estados Unidos haya decidido dotar a Cuba de una ‘nueva infraestructura de Internet gratuita’, explica el artículo de La Jornada.
El texto refleja además que un podcast entre miembros de la comunidad de inteligencia y funcionarios de muy alto rango de la Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU devela presiones sobre la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para que ‘hagan la vista gorda’ ante estos hechos.
Refiere también la introducción de teléfonos satelitales empelados en el espionaje y la organización de incidentes en la isla; el empleo de la aplicación Psiphon en la conexión a Internet; y el dinero prometido a las compañías de telecomunicaciones para que violen la legislación cubana.
Todo ello cuando solo en el periodo de abril a diciembre de 2020 el bloqueo generó a Cuba daños por más de 65 millones de dólares solo en el sector de las telecomunicaciones.
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