Las llamas, que arden desde el pasado 14 de julio, calcinaron más de 175 mil hectáreas de tierra en los condados de Butte y Plumas, por donde comenzó.
Para contener el desastre en la localidad de Greenville, en el condado de Plumas, trabajan 88 cuadrillas y más de cinco mil personas, pero los daños son cuantiosos.
Mientras sus residentes intentan asimilar la dura realidad que significa la pérdida de una comunidad que se remonta a la era de la fiebre del oro de California.
Al manifestar su tristeza, una reportera local escribió: ‘Me encantaba la terquedad y la tenacidad de Greenville, sus personajes. Era sin duda un lugar propio’; sin embargo, ‘ahora la mayor parte ha desaparecido’.
Debido a la gravedad de la situación, el pasado 25 de julio el gobernador Gavin Newsom decretó el estado de emergencia, una acción que le ha permitido desbloquear recursos económicos para destinarlos al combate de los siniestros.
El Dixie Fire se sitúa ahora detrás del August Complex y del Mendocino Complex Fires como el incendio más devastador de California.
Además, es uno de los 100 grandes incendios activos en los Estados Unidos, que en su mayoría devoran partes de los estados del oeste donde el calor y la sequía son intensos, exacerbados –a juicio de especialistas- por el cambio climático.
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