El destituido jefe del ejército, general Wali Mohammad Ahmadzai, sólo llevaba en el cargo desde junio, según fuentes oficiales.
Su sucesor tendrá que hacer frente a la escalada de violencia en toda la empobrecida nación, con más de mil civiles muertos en el último mes, según la ONU.
Los talibanes siguen su ofensiva a la vez que las tropas estadounidenses y otras fuerzas extranjeras se retiran de Afganistán tras 20 años de ocupación y operaciones militares.
Entre tanto, el miércoles se registraron intensos combates en las ciudades de Kandahar y Ghazni.
El presidente Ashraf Ghani voló a la ciudad de Mazar-i-Sharif, la capital de la norteña provincia de Balj cerca de las fronteras con Uzbekistán y Tayikistán, para intentar reunir a las fuerzas progubernamentales.
Ghani sostuvo conversaciones en el aeropuerto de Mazar-i-Sharif con líderes y comandantes locales sobre la defensa de la ciudad, cuya pérdida supondría el colapso total del control del gobierno sobre el norte de Afganistán.
En Kunduz, otra capital de provincia del norte, cientos de soldados gubernamentales -que se retiraron al aeropuerto después que los talibanes invadieron la urbe- se rindieron ante el grupo extremista.
También se produjeron combates en Ghazni, cuando los talibanes entraron en el centro de la localidad.
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