Las acusaciones del mandatario estadounidense de calificar a Cuba de ‘Estado fallido’ el pasado 15 de julio y poner en entredicho su sistema de salud, se estrellan contra los argumentos expuestos por los expertos caribeños.
Los firmantes del documento -en pocos días cuenta ya con el apoyo de cinco mil 593 (anoche) personas en el mundo- exponen que la declaración de Biden ‘no refleja la realidad cubana’ y lamentan que la desinformación por parte de ‘actores malintencionados’ influya en sus decisiones políticas.
En el texto, los científicos cubanos mencionan hitos de la Salud Pública de la isla impulsados desde los primeros años de la Revolución como el Programa Nacional de Inmunización que cubre todo el país, y del cual Cuba hace hoy gala con vacunas únicas en el mundo alcanzadas por la ciencia nacional.
‘La inmunización es parte del sistema de salud pública universal de nuestro país, gratuita para todos los cubanos sin importar su condición socioeconómica, política, religión, sexo o raza’, subrayan los especialistas.
Entre los ejemplos, la misiva hace referencia al desarrollo en 1989 de la primera vacuna eficaz del mundo contra la meningitis B, enfermedad que cada año mata a nivel global 300 mil personas y deja secuelas a uno de cada cinco afectados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sí bien derrotar la meningitis es unos de los objetivos de la OMS para el 2030, en la isla esa enfermedad no constituye desde hace bastante tiempo un problema sanitario.
El documento alude también a que desde 1999 todos los cubanos están protegidos ‘contra 13 enfermedades potencialmente mortales’, incluidas la difteria, el tétanos y la tosferina, de las que ocho vacunas son fabricadas en Cuba, en tanto las tasas de vacunación infantil superan el 99 por ciento.
Los expertos, ante las amenazas compartidas por la mortal enfermedad, proponen a Biden mayor cooperación que confrontación y afirman que si el gobierno estadounidense quiere en verdad ‘ayudar a los cubanos’, revierta las 243 medidas punitivas aprobadas por Donald Trump.
Después de las diatribas del mandatario contra La Habana, un informe divulgado el 9 de agosto por el Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China (RDCY), de conjunto con sus homólogos Taihe e Intellisia, dio cuenta sobre la situación en el norteño país.
Intitulada ‘¿Estados Unidos el número uno? La verdad sobre la respuesta de Estados Unidos contra la COVID-19’, la investigación aborda cinco aspectos asociados a la respuesta de Washington a la pandemia del SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.
Ellos son: la competición entre partidos, no por la vida; medidas anticientíficas y en contra del sentido común; las fallas del sistema hacen que la pandemia sea difícil de controlar; la pandemia exacerbó la brecha social y la destrucción voluntaria de la resistencia global a la pandemia.
El estudio de los tres centros de pensamiento chino pone de manifiesto que el fracaso estadounidense en el enfrentamiento a la pandemia nace de la naturaleza lucrativa del capitalismo, al reconocer que se actúa en interés del capital y en favor de los ‘más fuertes’ ante la actual crisis de salud.
En ese sentido, apunta que entre marzo de 2020 y enero de 2021 la riqueza combinada de más de 600 multimillonarios estadounidenses aumentó un 38,65 por ciento, al pasar de dos mil 947 millones de dólares a cuatro mil 85 millones, en tanto la brecha entre ricos y pobres aumentó todavía más la diferencia.
Sobre las tasas de vacunación contra la Covid-19, RDCY y sus pares exponen que en Estados Unidos hasta marzo pasado en 38 estados de la Unión y el Distrito de Columbia eran inoculados tres personas blancas por cada dos afroamericanos y un hispano.
Un estudio del pasado año de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades reveló que como consecuencia de la pandemia y la contracción económica el 10,7 por ciento de los estadounidenses consideró el suicidio como opción, el 40,9 por ciento dijeron tener problemas de salud mental y el 13,3 por ciento dijo iniciar o aumentar el consumo de drogas.
Quizás lo dicho por el decano ejecutivo del RDCY, Wang Wen, resuma la investigación al expresar que ubicar a Estados Unidos como el primer país en el manejo de la pandemia es un desprecio a la historia e incluso a la ética humana.
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