El pacto entre ambos jóvenes de 30 y 24 años, respectivamente, trascendió como Carta de México, un texto que recogía la decisión de juntar fuerzas para derrocar al dictador Fulgencia Batista, en el poder desde el golpe de Estado de 1952.
Investigaciones históricas exaltan la unidad alcanzada entre los jóvenes del Directorio Revolucionario, brazo armado de la FEU, y el movimiento liderado por Fidel Castro.
Aunque ambas organizaciones planteaban una forma diferente de llevar a cabo las acciones insurreccionales, coincidían en alcanzar ‘un programa de justicia social, de libertad y democracia, de respeto a las leyes justas y de reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos’.
Así lo confirma el texto que viajó escondido en los zapatos del secretario general de la FEU, René Anillo, desde la capital azteca hasta La Habana.
El primero de septiembre de ese mismo año fue publicada íntegramente por las agencias internacionales y reproducida al día siguiente en la prensa cubana.
La Carta hizo un llamado a la unión ‘de todas las fuerzas revolucionarias, morales y cívicas del país, a los estudiantes, obreros, organizaciones juveniles y a todos los hombres dignos de Cuba, para que secunden esta lucha, que está firmada por la decisión de morir o triunfar’.
Según el testimonio de Anillo, ‘lo que demuestra la decisión revolucionaria de los dirigentes de ambas organizaciones, su confianza en el pueblo y en ellos mismos, es que en el momento en que se toman los acuerdos, ninguna de las partes contaba con el armamento y los medios necesarios para realizar la empresa que se proponían’.
El 29 de agosto de 1956 Fidel Castro aún no había adquirido el yate Granma, en el cual zarparían más tarde 82 revolucionarios para realizar la guerra de guerrillas en Cuba.
Por otro lado, el Directorio Revolucionario tampoco contaba con suficiente armamento para ejecutar acciones en las ciudades.
De acuerdo con el testimonio de Juan Nuiry, representante del movimiento estudiantil cubano, Echevarría salió de México para un encuentro juvenil internacional y regresó 40 días después para sostener un nuevo intercambio con Fidel Castro, esta vez participaron otros revolucionarios.
‘Nos despedimos el 16 de octubre en el aeropuerto mexicano. Fue la última vez que Fidel vio con vida a José Antonio y a Fructuoso. Después yo me encontré con Fidel en la Sierra Maestra, precisamente ratificando la Carta de México, en el mismo escenario de la guerra’, recordó el combatiente.
Echeverría, junto al Directorio Revolucionario, planificó un ataque contra el otrora Palacio Presidencial (actual Museo de la Revolución) para ajusticiar a Batista, al mismo tiempo se dirigió a través de la radio al pueblo de la capital instándolo a la huelga general.
El plan fracasó y el joven fue asesinado a un costado de la Universidad de La Habana por una patrulla de la policía.
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