Para el alto funcionario, la cumbre entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, del pasado 16 de junio, en Ginebra, no provocó grandes cambios en los nexos entre Moscú y Washington.
El ministro de Asuntos Exteriores reconoció que siempre reunirse y hablar es mejor que no hacerlo y, en este sentido, por supuesto, la cumbre de Ginebra fue positiva, sin embargo, ‘no trajo ningún avance, ni cambios radicales en las relaciones’.
Aseguró que Estados Unidos acusa a Moscú de intervenir en sus asuntos internos sin presentar ningún hecho específico, cuando las partes deben mantener un diálogo de respeto mutuo ‘con los hechos en la mano’, opinó, según la agencia de noticias TASS.
Como ejemplos de acusaciones infundadas contra Rusia, citó la situación con el bloguero opositor Alexei Navalny, el envenenamiento de Serguéi y Yulia Skripal, o el accidente del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en los cielos de Donbass.
‘Para cada una de estas acusaciones se anunciaron sanciones contra nuestro país’, denunció Lavrov, las cuales consideró como parte de los planes de Occidente para contener a Rusia.
Señaló que igual camino ha recorrido el gasoducto Nord Stream 2, contra el cual Estados Unidos lanzó innumerables amenazas de sanciones hacia las empresas involucradas en el proyecto, aunque ‘entienden que es imposible detenerlo’.
El jefe de la diplomacia rusa advirtió que pese a todas las medidas y presiones la obra estará completada en unos días y comenzará a funcionar.
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