Refiere la historia que el rey de Prusia— estado del mar Báltico que existió de 1701 a 1918— Federico Guillermo II, conocido también como Federico el Grande, encargó la construcción de la obra al arquitecto Carl Gotthard Langhan entre 1788 y 1791, como símbolo de paz.
Según los expertos, resultó la más imponente de las 18 puertas construidas para el acceso a Berlín en aquella época y, precisamente, la edificación y adornos de la estructura evidencian su realce como acceso al famoso bulevar de los tilos, camino directo hacia el palacio de los monarcas prusianos en la urbe.
El autor de su diseño tuvo al Propileo de Atenas, la antesala de la Acrópolis, como fuente de inspiración y la puerta, concebida con piedra caliza, presenta 12 columnas dóricas, seis a cada lado, y cinco pasillos, el central utilizado antiguamente como vía de entrada solo reservada para la realeza.
En 1793, el monumento incorporó una cuadriga de la diosa de la paz, realizada por el escultor y artista gráfico Johann Gottfried Schadow y, casi una década después, el ejército de Francia comandado por Napoleón Bonaparte invade Prusia y lleva la cuadriga a París.
Tiempo más tarde, la representación del simbólico vehículo tirado por cuatro caballos regresó a su lugar original con la transformación de la deidad de la paz en Victoria, la diosa romana del éxito, luego de la incorporación de una cruz de hierro, un águila prusiana y motivos vinculados a la amistad y la habilidad política.
Como curiosidad la historiografía reseña que la puerta de entrada a la ciudad permanece justo en el mismo centro de la capital alemana tras la aprobación de la Ley del Gran Berlín de 1920 y su disposición de unir siete ciudades, 59 pueblos y 27 municipios a esa urbe con más de cuatro millones de habitantes para 1930.
Entre los 70 espacios seleccionados durante el festival aparece además el Museo Bode, pinacoteca de arte egipcio, bizantino y numismática, perteneciente al grupo de la Isla de los Museos de Berlín y diseñado por el arquitecto Ernst von Ihne con un estilo neobarroco de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Asimismo, el evento cultural contiene un variado programa artístico y musical, talleres de fotografía, jornadas de puertas abiertas en los sitios propuestos y visitas guiadas donde los asistentes recorren las iniciativas más relevantes del programa desde un autobús, barco o a pie.
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