‘Es un problema de salud pública urgente’, subraya un comunicado de la OMS emitido en el contexto del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, celebrado cada 10 de septiembre.
Según datos aportados por el organismo internacional solo en 2019 más de 700 mil personas decidieron quitarse la vida.
De hecho, puntualiza la OMS, más personas mueren como consecuencia de suicidio que del VIH, el cáncer de mama o la malaria, de ahí que el objetivo sea reducir la tasa hasta un tercio.
Aclara la OMS que las estadísticas varían entre países, regiones y sexo.
Las tasas de suicidio entre los hombres son generalmente más altas en los países de elevados ingresos, y en el caso de las mujeres, el índice es más notorio en las naciones de ingresos medianos –bajos.
Asegura la fuente que el sexo masculino es más propenso a quitarse la vida que las féminas.
Aunque algunos países dieron prioridad a la prevención del suicidio en sus agendas, muchos siguen sin comprometerse, lamentó la OMS.
El suicidio es el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma intencionada.
Según la literatura médica, por lo general es consecuencia de un sufrimiento psíquico y desesperación derivado o atribuible a circunstancias vitales como las dificultades financieras, los problemas en las relaciones interpersonales, el acoso psicológico y la soledad.
Estas pueden llegar a dar forma a una patología psiquiátrica y ser catalogadas de trastornos mentales como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad, el alcoholismo o el uso de drogas.
El indicador conocido más importante y factor de riesgo individual es el antecedente de un intento de suicidio no consumado.
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