En la hacienda ganadera San Jacinto, unos 40 kilómetros al noreste de esta capital, en la mañana del 14 de septiembre de 1856 una compañía nicaragüense al mando del coronel José Dolores Estrada derrotó a una columna de filibusteros estadounidenses.
Los invasores estuvieron comandados por Byron Cole, lugarteniente del racista sureño William Walker, quien accedió a la presidencia de Nicaragua el 29 de junio del propio año en unas fraudulentas elecciones.
Además del coronel Estrada, en el panteón de los Héroes Nacionales figura el legendario sargento Andrés Castro, quien sin munición en su rifle mató de una pedrada a un invasor, mientras defendía el corral de la hacienda San Jacinto.
A pesar de que su magnitud como hecho bélico no sea precisamente destacable, la batalla de San Jacinto forma parte de la épica nacional y latinoamericana por haber hecho morder el polvo de la derrota a una fuerza militar extranjera con pretensiones colonialistas.
Por una curiosa coincidencia histórica aquel acontecimiento tuvo lugar en la fecha previa a la conmemoración de la independencia de las entonces provincias de América Central, declarada el 15 de septiembre de 1821.
En Nicaragua septiembre es considerado el mes de la nación y alrededor de las jornadas del 14 y el 15 tienen lugar las llamadas Fiestas Patrias.
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