Una de las mayores manifestaciones callejeras de la nación en la última década, según observadores, llevaron esta semana a lo que algunos llaman el regreso de la Cruzada Civilista, aquella que aglutinó a la oligarquía local contra el general Manuel Antonio Noriega y pidió la invasión militar de Estados Unidos en diciembre de 1989.
La convocatoria hecha por los ya envejecidos líderes del movimiento, quienes son parte de gremios empresariales y de las familias más acomodadas, inundó la Plaza 5 de Mayo de la capital, frente al Parlamento, con lemas y pancartas contra los poderes legislativo y ejecutivo, al viejo estilo del enfrentamiento ante las entonces Fuerzas de Defensa.
Así lo percibieron varios analistas y luchadores sociales, que bautizaron la acción como Cruzada Civilista 2.0, mientras mostraron en redes los rostros de algunos de los convocantes que son figuras conocidas de la política, el poder económico tradicionales e incluso de gobiernos anteriores, quienes reclaman ‘democracia’ y ‘justicia social’.
El detonante de las exigencias fueron polémicas modificaciones de un grupo de diputados a normas electorales recién consensuadas en la llamada sociedad civil organizada, representantes de partidos políticos, el Tribunal Electoral y otros actores, con la ausencia notoria de la masa de votantes.
Desde la posición de quienes no respondieron al llamado, el sociólogo y luchador social Mario De León, lo definió de esta manera: ‘Al parecer la oligarquía tradicional de Panamá. Aquella que se dedica a la renta, no tiene el control de esta Asamblea. Los diputados PRD y CD (Cambio Democrático), mayorías, parecen responder a otra fracción empresarial que le disputa el poder a la tradicional…’.
Y al referirse a la manifestación aclaró que ‘la oligarquía convoca a las calles a través de sus aparatos ideológicos como lo hacían en tiempos de la Cruzada Civilista. Los sectores populares: trabajadores, mujeres, profesionales, indígenas no tienen vela en ese entierro. Es una lucha de carroñeros’.
El recién fallecido politólogo Cecilio Simón sintetizaba el enfrentamiento de vieja data en que los ‘poderes fácticos’ perdieron su hegemonía en el Gobierno y el Parlamento, y fueron sustituidos por un ‘poder económico emergente’, al referirse a las principales figuras que ascendieron en las elecciones pasadas.
‘áBasta ya!’ fue el lema enarbolado por la marea blanca (color identificativo de la Cruzada), en tanto algunos de sus líderes de opinión agitaban desde las redes y medios de prensa, como la periodista Flor Mizrachi, quien elogió que asistieran los ‘yeyés’ (burgueses).
‘Eso demuestra que hasta los que lo tienen todo están preocupados’, escribió en Twitter y con una velada amenaza reafirmó el carácter de la convocatoria: ‘En la protesta estuvo la Cámara de Comercio en pleno. ¿Los demás están vendidos al gobierno o qué?’
Por su parte, sindicatos y organizaciones populares tomaron temprano distancia del llamado ‘a la ciudadanía’, porque denunciaron que los promotores eran de la oligarquía criolla aglutinada en el Club Unión (sede del poder económico tradicional), quienes los sectores humildes llaman despectivamente ‘rabiblancos’.
Una joven manifestante, que se identificó como hija del exvicepresidente Guillermo Ford, declaró en una entrevista que su inspiración eran tres grandes hombres de la historia panameña: Guillermo Endara, Ricardo Arias y su padre, ‘quienes fueron unos luchadores incasables por la democracia’.
Endara fue el presidente que puso el gobierno de Estados Unidos en el poder tras la invasión militar a Panamá en diciembre de 1989 y tomó posesión del cargo en una base militar del enclave colonial en la entonces Zona del Canal, junto a su vicepresidente Ricardo Arias.
Ford sustituyó a Arias en el cargo en 1992 y acerca de la masacre del ejército invasor y declaró en una entrevista: ‘Si tuviera que volver a hacerlo, lo haría otra vez, aunque resulte caro. Murieron hombres, mujeres, civiles y militares que dieron sus vidas, no por nosotros, sino por la democracia y la libertad, y a mí no me importa pagar cualquier precio por ser libre’.
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