La estructura cuenta con capacidad para tres mil personas, está rodeada por vallas de alambre de púas y el acceso es controlado por las autoridades.
Según medios de prensa, los indocumentados solo pueden salir del centro entre las 08:00 y las 20:00, hora local.
No obstante, aquellos cuyas solicitudes de asilo fueron rechazadas no pueden abandonar el local y deben esperar allí hasta ser devueltos a Turquía.
Mitarakis aseguró que la instalación permitirá acabar con el hacinamiento existente en otras estructuras de su tipo e informó que en 2022 serán construidas otras en Quíos y Lesbos.
En múltiples ocasiones, organizaciones humanitarias y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados alertaron sobre las precarias condiciones de los centros de acogida en Grecia y solicitaron la cooperación de la Unión Europea para hacer frente a esa situación.
Además, denunciaron los largos períodos que deben esperar los indocumentados por procesos que muchas veces conllevan a su devolución y a la violación de sus derechos.
En septiembre de 2020, un incendio destruyó el campamento de Moria, en Lesbos, y dejó a la intemperie a más de 12 mil migrantes, entre ellos más de dos mil 200 mujeres y cuatro mil niños.
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