De acuerdo con el informe de la entidad sanitaria, se recomienda actuar sobre el daño causado por las partículas en suspensión, ozono (O₃), dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono, además de otros contaminantes perjudiciales.
Las acciones para combatir la contaminación del aire incluyen el fortalecimiento de la capacidad de los Estados para controlar la calidad del mismo y mejorar la vigilancia epidemiológica.
Entre estas se encuentran los servicios de transporte público sostenibles y asequibles, la reducción de la dependencia a los combustibles fósiles para la producción de energía y la garantía de alternativas energéticas limpias para cocinar o mantener un clima agradable dentro de los hogares, refiere el documento de la OMS.
Datos de la organización revelaron que en América Latina y el Caribe, nueve de cada 10 personas viven en ciudades contaminadas y en 2018 más de 320 mil muertes estuvieron relacionadas con la exposición a contaminantes atmosféricos.
Los países realizan esfuerzos para reducir las emisiones en la región, pero más de 90 millones de personas siguen dependiendo de combustibles contaminantes para cocinar y calentar sus casas, añadió el texto.
Se calcula que cada año en el mundo la exposición a la contaminación del aire causa siete millones de víctimas fatales.
En los niños esto podría suponer una reducción del crecimiento y la función pulmonar, infecciones respiratorias y agravamiento del asma.
Asimismo, en los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación del aire exterior, y también están aparecen pruebas de otros efectos como diabetes y enfermedades neurodegenerativas.
‘Ello sitúa la carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire en el mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud a nivel mundial, como la dieta malsana y el tabaquismo’, recalcó la OMS.
Ante esta situación, el director general de la entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que la contaminación del aire es una amenaza para la salud en todos los países, pero afecta más a los habitantes de los países de ingresos bajos y medios.
‘Las nuevas directrices de la OMS sobre la calidad del aire son un instrumento práctico y basado en la evidencia para mejorar la calidad del aire. Insto a todas las naciones a proteger nuestro medio ambiente y ponerlas en práctica para reducir el sufrimiento y salvar vidas’, insistió.
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