Fuentes oficiales revelaron la dispensación aproximadamente de 221 millones de dosis del inyectable diseñado por la farmacéutica estadounidense Pfizer en conjunto con la firma alemana BioNTech, en comparación con alrededor de 150 millones del perteneciente a la entidad biotecnológica Moderna, también del país norteño.
Sin embargo, una investigación publicada el 17 de septiembre pasado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) confirmó que la eficacia de Pfizer contra la hospitalización cayó del 91 al 77 por ciento después de cuatro meses de aplicada la segunda dosis, precisó el diario The New York Times.
Moderna no mostró variaciones de ese parámetro en similar periodo, un hecho que podría tener implicaciones en los debates sobre la administración de una unidad de refuerzo, ante la circulación de variantes altamente contagiosas del virus SARS-CoV-2 como la delta.
The Seattle Times recordó que esta semana las agencias federales evalúan la necesidad de una tercera inyección de Pfizer-BioNTech para algunos grupos de alto riesgo, entre ellos los adultos mayores.
Precisó el rotativo que los científicos escépticos en un inicio sobre las diferencias reportadas entre esas vacunas se convencieron de que la disparidad es pequeña, pero real.
Natalie Dean, bioestadística de la Universidad Emory en Atlanta, declaró que supuestamente ambos fármacos funcionaban de manera similar y posteriormente empezaron a ver una separación. ‘No es una gran diferencia, pero al menos es consistente’, enfatizó.
John Moore, experto en virus de Weill Cornell Medicine en Nueva York, consideró que, pese a esa diferencia real, las personas inmunizadas con Pfizer-BioNTech no deben asustarse por haber recibido ‘una vacuna inferior’.
Dean y Moore advirtieron junto a otros expertos que ambos fármacos son muy efectivos para prevenir estadíos graves de la enfermedad y hospitalizaciones.
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